domingo, 28 de marzo de 2010

Nogales y el contrabando de armas durante la revolución

La semana pasada, en esta serie que presento en conmemoración del Centenario de la Revolución, describía cómo trajeron los revolucionarios constitucionalistas un avión de contrabando a Sonora en 1913. Pero además hubo otros casos de contrabando de armas por Nogales, en incidentes que nos ilustran sobre los métodos ideados para llevar a cabo este comercio subrepticio en la frontera.

El lunes 12 de mayo de 1913 eran acusados J W Wright, Jefe de Policía de Nogales, Arizona, un personaje de Nogales, Sonora y Jack Wilson, mesero del bar del hotel Montezuma de Nogales, Arizona (en la foto de la derecha aparece el Hotel Montezuma, en foto tomada durante la década de 1940), de violar el embargo estadounidense existente contra la exportación de armas a México; pero lo más grave, de intentar robar y contrabandear hacia Sonora armas y municiones adquiridas ilegalmente en el campamento militar estadounidense establecido en la vecina población.

Todo había empezado cuando el mesero del Montezuma le había preguntado varias veces al cabo Leon D. Smith si podría adquirir forraje, armas y municiones del campamento, y el sábado 10, Wilson lo había llevado a su cuarto del hotel, en donde un sonorense ofreció pagarle $40 por millar de balas y $8 por cada pistola que el militar le entregase, a lo que Smith le respondió que vería cuantas podía obtener.

Ya de regreso a su campamento, el cabo les reportó el incidente a sus superiores, quienes idearon un plan para arrestar a los conjurados. Así fue como el cabo Smith acudió el día siguiente, domingo, al hotel Montezuma y le dijo al mesero que le entregaría entre 41,000 y 42,000 balas, y una caja con 60 pistolas. Al rato se presentaba también el Jefe de Policía de Nogales, Arizona, a quien por separado el militar le dijo que se sentía mal porque estaban cometiendo un acto ilegal. La respuesta que obtuvo del policía fue que no se preocupara, que todo estaba bien, "aquí somos algo así como la policía de Nueva York, nada de esto puede hacerse si no entramos en el trato."

En seguida, y siguiendo las instrucciones de sus superiores, el militar les pidió a los conjurados que lo acompañaran al campamento militar para recogerlas. Eso hicieron, y cuando iban cargando las cajas de regreso a Nogales, Sonora, fueron arrestados, y un día después, al cruzar la frontera, el sonorense fue también detenido.

Una semana más tarde, las autoridades de Nogales, Sonora, le  presentaban a las autoridades estadounidenses una confesión firmada por un joven que habían detenido, José A. Manuel, en la que éste implicaba a varios mexicanos, enemigos de los constitucionalistas y que vivían refugiados en Nogales, Arizona, en un intento de comprar "armas, municiones, petróleo para quemar algunos edificios y puentes de Nogales, Sonora y Hermosillo". Los acusados en esta nueva denuncia eran: Luis Estrella, Antonio León, Alberto Mascareñas, Carlos F. Moctezuma, Cayetano Montenegro, Adolfo Pecina, Cosme Rivero y Gabriel Torrero, por lo que las autoridades de Arizona ordenaron a su vez el arresto de este otro grupo e iniciaron una investigación penal.

El día 26 se realizaba la primera audiencia sobre esta última acusación y se consiguió que el muchacho que había firmado la confesión fuese entregado por las autoridades sonorenses para que declarara en Arizona. Sin embargo, al verse ya libre en territorio arizonense se desdijo, agregando que no conocía a ninguno de los acusados,  que en la cárcel lo habían visitado tanto Calles como el Mayor Orozco, ordenándole que confesara que los mencionados le habían pedido adquirir esas armas, que el mismo Mayor Orozco había escrito la confesión y luego lo había llevado a una cañada, en las afueras de Nogales, en donde le dijeron que si no la firmaba ahí mismo, lo matarían. Así que tuvo que signarla.

Al escuchar esta declaración verbal del muchacho, el juez ordenó que los acusados quedaran libres, agregando que, en su opinión "todo este complot es un esfuerzo de parte de las autoridades estatales [sonorenses] para lograr inmunidad para los implicados en el asunto de las armas del ejército".

Por otro lado, el juicio de los acusados de robo de armas del campamento militar fue diferido hasta fines de ese año. Es posible que haya habido un acuerdo no divulgado entre las autoridades estadounidenses y los constitucionalistas: a cambio de olvidar el problema legal, los constitucionalistas se comprometerían a no intentar importar armas a Sonora por Nogales.

Supongo esto porque desde ese momento Nogales no vio la abundancia de casos de contrabando de armas durante los periodos estadounidenses de embargo, contrabandos que por otro lado sufrirían Naco, Agua Prieta y Cd. Juárez, en donde se intensificarían al grado de que el periódico Washington Post llegó a denunciar en 1915 a una tienda en El Paso que había vendido rifles Winchester y balas, durante los dos años anteriores, suficientes para matar a cada uno de los habitantes de México.

sábado, 20 de marzo de 2010

Nogales y el biplano Sonora

Todos conocemos la importancia  tan fundamental que tuvo Nogales para la revolución mexicana. Esta se debió a que por el principal puerto sonorense los revolucionarios exportaban el ganado y demás productos sonorenses con que financiaban la adquisición de armas, también adquiridas en Arizona. Esa fue también la causa por la que Nogales haya sido la primera población que tomó Alvaro Obregón, el 13 de marzo de 1913, después del cuartelazo de Huerta, la muerte de Madero y el subsecuente desconocimiento a su gobierno por parte de Carranza y los sonorenses, al iniciarse la campaña militar constitucionalista.

A tal grado llegaría por entonces la preponderancia de Nogales como puerto internacional, que convirtió a Arizona durante la mayor parte de esa década en el segundo lugar en importancia de los EEUU, tanto en importaciones como exportaciones -después de Nueva York- como puerto comercial con México.

Hay que recordar que esta importancia se logró a pesar de que el presidente estadounidense, William Taft, había ordenado, el 14 de marzo de 1912, el embargo de armas destinadas a nuestro país, aunque se permitía al gobierno mexicano la importación de materiales bélicos, concediéndose o no el permiso después de un análisis de caso por caso, lo cual beneficiaba únicamente a los Huertistas.

Asociados con este embargo, abundaron los ejemplos de contrabando de armamento hacia Sonora en incidentes que nos ilustran sobre los métodos que se habían ideado por entonces para llevar a cabo este comercio subrepticio en la frontera nogalense.

Por ejemplo, una adquisición muy importante para los constitucionalistas después de la toma de Nogales fue la compra de un avión por Ramón P. Denegri y Santiago Camberos, el mes de abril de 1913 en Los Angeles, o sea apenas un mes después de la toma de Nogales por Obregón.

Este era un biplano marca Martin, de un solo asiento, que costó alrededor de $4,500 dlls. y se adquirió cuando el agente del Banco Nacional de México en Nogales, de apellido Sotomayor, giró $5,700 en favor de Camberos y Julio Piña, a través del First National Bank de Los Angeles para adquirirlo.

Después de comprado fue empacado en cinco bultos, que se remitieron por Wells Fargo Express a Tucsón, consignados a Thomas Dean, a donde llegaron el 6 de mayo. Al verificar su arribo a Tucsón, el Cónsul Huertista, Alejandro D. Ainsle, telegrafió a la Embajada Huertista en Washington, la que solicitó al gobierno estadounidense el embargo del aparato. Sin embargo, alguien que se presentó como Oficial del Tribunal de Justicia Federal autorizó la entrega de los bultos al consignatario, y éste los recogió.

Durante la noche del 7 de mayo los paquetes salían de Tucsón en una carreta tirada por cuatro bestias, aunque al amanecer se descubrió el engaño, y el verdadero Agente Federal ordenó que se incautara el aparato, saliendo en compañía del Vicecónsul Huertista de Tucsón, y alcanzando la carreta en Sahuarita. La embargaron, y dejaron cuidándola al Oficial Reuben Hopkins para regresar a buscar más ayuda a Tucsón.
Mientras, los que llevaban la carreta sobornaron a Hopkins y continuaron su viaje, cambiando su destino a cruzar la frontera por Naco el 21 de mayo. Cuando el Crnl Juan Cabral le informó al Crnl Alvaro Obregón el hecho, éste respondió felicitándolo “por la feliz introducción del pájaro.”

En Naco fue armado el avión y amaneciendo el 16 de mayo era traído volando de Naco a Nogales, de donde fue volado a Magdalena, Carbó y Hermosillo, a donde llegó a las 5 PM. Hubo ciertos contratiempos que demoraron su uso, y no fue sino hasta el 28 de mayo de ese 1913 en que era volado sobre Guaymas, primero para arrojar volantes que ofrecían salvoconductos a los huertistas que se rindieran, y después con unas bombas fabricadas ex profeso que pesaban alrededor de 20 Kgs, sobre Empalme, en donde se encontraba fondeado el barco Huertista “Morelos,” atacándolo y lanzándole las bombas, aunque sin acertar ninguna. 

Posteriormente fueron fabricadas otras “bombas” que consistían en tubos repletos de dinamita y pedacería de metal y que no tenían ni espoletas ni estabilizadores. Para entonces, el cañonero Tampico había defeccionado en Guaymas, cambiándose a los constitucionalistas, y se dirigió a Topolobampo, Sinaloa, en donde fue atacado por los Huertistas que le causaron daños que lo obligaron encallar.

Entonces, Obregón ordenó que el biplano fuese llevado a Topolobampo a protegerlo. En esa acción, según el mismo Obregón lo consigna, “…pudimos observar las columnas de agua que se levantaban cerca de los barcos enemigos (El Guerrero y el Morelos) por la explosión de las bombas que de nuestro biplano se arrojaban…”

Esta es la historia del biplano Sonora y su uso durante esa fase de la revolución constitucionalista en contra de Huerta, en la primera ocasión en la aviación mundial en que un avión haya sido usado en hechos de guerra. Pero también, este hecho inauguró a Nogales como fuente de abastecimiento de armamento para los revolucionarios.

sábado, 13 de marzo de 2010

La toma de Nogales en 1913

La primera acción bélica formal en Sonora en oposición contra Victoriano Huerta fue la toma de Nogales, el 13 de marzo de 1913. La importancia de esta acción de armas fue fundamental en el desenvolvimiento de la revolución mexicana. Marcó el inicio de la etapa constitucionalista de la revolución, así como de la brillante carrera militar del entonces Cnel. Alvaro Obregón, que seguiría con su campaña política y el ascenso al poder político del grupo sonorense en el México posrevolucionario. Pero además, en acciones bélicas como la de Nogales se definieron las fórmulas vencedoras de funcionamiento militar y político, establecidos por los sonorenses, que los harían triunfar durante la revolución: ejércitos asalariados y el ver los hechos armados y políticos de la revolución bajo la perspectiva inmediata de su eficiencia, con una orientación que se alejó de las corrientes ideológicas tradicionales de nuestro país.

Tal vez por eso Obregón escogió a Nogales como escenario para iniciar las acciones bélicas contra Huerta. Porque la importancia que tenía Nogales para los revolucionarios consistía en su condición de ser frontera con Arizona, o sea la posibilidad de conseguir armamento y municiones, de exportar productos sonorenses, de tener comunicaciones telegráficas casi instantáneas con el resto del país y el mundo y en consecuencia acceso a información que no se tenía en otras regiones del país, no sin dejar de mencionar el control de las exportaciones de las ricas zonas mineras para financiar el movimiento revolucionario.

Así fue cómo el entonces Cnel. Alvaro Obregón se dirigió a Nogales al mando de unos 600 hombres. Nogales tendría entonces unos 20 mil habitantes y se extendía a lo largo de la cañada desde la frontera hasta inmediaciones de la actual Plaza Hidalgo. Lo defendían alrededor de  100 hombres al mando del Tte. Cnel. Manuel Reyes, quien para incrementar sus fuerzas, echó mano de alrededor de 130 hombres de la Gendarmería Fiscal, al mando del Cnel. Emilio Kosterlitzki.
Reyes ordenó la reconstrucción de siete trincheras ubicadas en los cerros situados al Este y Oeste de la población, en cada una de las cuales ordenó colocar unos 20 hombres, además de una línea de 54 tiradores que defendían la entonces entrada Sur al poblado, desde la entrada de la actual Colonia Héroes hasta el cerro de la pila. Finalmente, destacó 25 hombres unos 500 m más al Sur, como avanzada para cuando se acercaran los atacantes.

Por su parte, Obregón se aproximó desde el Sur a la población, un Nogales que había estado bajo la lluvia y la nieve desde el día 11, y poco después de mediodía del día 12 envió a Chas L. Montague, Pedro Trelles y Juan Serrano a pedir la rendición de sus defensores, aunque éstos no aceptaron. Ya anocheciendo, Obregón mandó dos columnas de unos 150 hombres cada una en forma de pinza a rodear el poblado, por el Este al mando del Mayor Antonio A. Guerrero, y el Oeste bajo el Cap. Gonzalo Escobar, ordenándoles que iniciaran el ataque a la 1 de la madrugada del día 13. Al comenzar el enfrentamiento, el mismo Obregón, acompañado del Cnel. Juan Cabral y 15 jinetes, atacarían desde el Sur siguiendo a lo largo de la cañada. Sin embargo, las columnas laterales se retrasaron en su avance lateral, por lo que el combate inició hasta que amanecía el día 13, extendiéndose a lo largo de todo ese día.  Los defensores perdieron al Cap. Miguel Valle, muerto en el Cerro a la entrada de la Héroes y a tres soldados, mientras que los atacantes tuvieron 6 muertos.

A eso de las 4 de la tarde, las municiones de los defensores empezaban a escasear, y el Cnel. Reyes decidió entregarse a las autoridades estadounidenses a eso de las 5 de la tarde, mientras que las fuerzas de Obregón esperaron hasta el día siguiente, 14, para entrar al poblado.

miércoles, 10 de marzo de 2010

El Maderismo y Nogales

En su convención, realizada en abril de 1910, el Partido Antireeleccionista nombraba a Francisco Ignacio Madero como su candidato a la Presidencia de la República. Este, en su libro “La Sucesión Presidencial” publicado en 1908, aún cuando había reconocido que el gobierno de Díaz había traído al país cierto mejoramiento económico y logrado la paz social, también se quejaba de la pérdida de libertad ciudadana, de excesivas concesiones económicas a Estados Unidos y de una insalubre centralización de poderes alrededor de la figura presidencial.

Durante todo el periodo desde la campaña presidencial de Madero hasta su asesinato en febrero 22 de 1913, Nogales no presenciaría eventos que tuviesen relevancia nacional. Esto se debió tal vez a que Nogales había surgido y recibido ampliamente los beneficios del desarrollo económico que trajo consigo el Porfirismo.

Por ejemplo, en 1896 había iniciado en esta frontera una importantísima actividad económica, cuando E. Luketich y Co de Hermosillo empezaron a exportar por Nogales tomate mexicano rumbo a Arizona y Sur de California.

El auge económico de Nogales, en una situación hoy poco menos que olvidada, llevó a que el Gobernador de Sonora, Ramón Corral (1895-1899), viniera a esta frontera a finales de 1896 buscando un local para construir aquí la casa de gobierno del Estado, para que funcionara durante los veranos para así evitar los terribles calores del estío hermosillense. Escogió un terreno ubicado en la esquina oriental de Calle Camou (Internacional) con Pesqueira, y contrató los servicios del arquitecto James Vandervort para diseñar el edificio, aunque al final lo que se construyó en 1897 fue un “cottage.” De todos modos, su ejemplo fue seguido por otros, y en la esquina opuesta, el Ing. Ignacio Bonillas, también siguiendo el diseño de Vandervort, erigió su residencia, mientras que el Agente Aduanal, Próspero Sandoval levantó la suya en 1898 al lado oriente de la de Corral, al norte de la que después sería Plaza 13 de Julio.

En 1899 la ley 64, firmada por el Congreso del estado el 13 de julio, declaraba Villa a Nogales, y en 1901 el Ferrocarril de Sonora, a través de una renta simbólica, $1 anual, le cedía al Ayuntamiento una superficie de terreno de 2,026 metros cuadrados, en la que sería construida la Plaza 13 de julio.

 Sin embargo, no todo era miel y dulzuras. En 1904 se ordenaba una investigación para hallar en dónde conseguían armas los Yaquis, y el 14 de abril el Gobernador Izábal (1903-1907) le informaba al ministro Ramón Corral: “En Nogales, Arizona, hay indios ocupados en comprar parque; pero arreglé con Sheriff que los aprehenda y de noche los pase a este lado, a cambio de igual servicio cuando él necesite que se le entregue sin formalidades legales algún prófugo de justicia americana”. En respuesta, Corral le respondió que, en su opinión, el Presidente Díaz “no aprobará lo del convenio con el Sheriff de Nogales porque estos asuntos diplomáticos con americanos son muy delicados”.

Izábal no se dejaría disuadir por esta respuesta, y a su vez le aseguró a Corral: “Convengo en que arreglo con Sheriff es delicado e ilegal, pero como es enteramente local para Nogales y sólo para casos extraordinarios en que sería embarazosa aplicación de Tratados, lo considero de verdadera conveniencia y ojalá que el Sr. Presidente se disimulara por un poco de tiempo...”

Ya durante la presidencia de Madero, la principal obra pública nogalense fue la construcción de la actual Escuela Pestalozzi. Las dos escuelas públicas nogalenses, ubicadas por la Calle Ingenieros, para entonces estaban muy deterioradas, por lo que en agosto de 1911 el arquitecto O J. Omstead entregaba los planos de un nuevo edificio escolar, aunque en el mes que le quedaba a ese gobierno municipal sólo logró colocar la primera piedra, que todavía hoy se aprecia en una esquina del edificio.

El 11 de noviembre de 1912, el nuevo gobierno municipal, encabezado por Fernando Rodríguez, conseguía un préstamo por $30,000 del Banco Nacional de México para construir el nuevo plantel; se vendieron los edificios de la antigua escuela y se logró un préstamo por $10,000 de la Srita. Rosa Muñoz, tía del Regidor Guillermo Barnett (h). Con este dinero se construyó el edificio, que fue inaugurado el 15 de septiembre de 1912, al dejar la presidencia Fernando Rodríguez y asumirla Guillermo Barnett (h).

Vendría después el Golpe de Estado de Huerta y el asesinato del Presidente Madero, mientras que el Gobernador José María Maytorena pidió licencia y se fue a Arizona, y Alvaro Obregón ofreció sus servicios para combatir a los Huertistas. El Gobernador Interino, Ignacio L. Pesqueira lo nombró Jefe de la Sección de Guerra, y el 6 de marzo de 1913, Obregón se dirigía al Norte del Estado, al mando de una columna militar con la intención de apoderarse de sus tres principales poblaciones: Nogales, Naco y Cananea, tema que veremos el próximo de esta serie.

domingo, 7 de marzo de 2010

Inicios de la revolución en Nogales

La primera fase de la revolución en Nogales corresponde principalmente a hechos aislados, promovidos en su mayoría por miembros del Partido Liberal Mexicano (PLM) de los hermanos Flores Magón. De cualquier manera, Agua Prieta y Douglas se convertirían, durante esta primera etapa revolucionaria, en unos de los escenarios más importantes de insurrección al estar situadas entre los pueblos mineros del Norte de Sonora y Sur de Arizona, ya que en ellos la agitación magonista tuvo mayor actividad.

Sin embargo, el primer incidente en Nogales, indicativo de que el Porfirismo no sería la solución social y económica para el país, no estuvo directamente relacionado con el PLM, sino que fue el asalto de seguidores de Teresa Urrea al poblado, el 12 de agosto de 1896.  Esa noche, entre 60 y 70 individuos asaltaron el centro de la población, apoderándose del nuevo edificio de la Aduana, en donde permanecieron hasta el amanecer siguiente. Uno de los participantes en el asalto, Abraham Salcido, continuaría su oposición al régimen Porfirista, ahora como miembro del movimiento Magonista. En 1903 fue arrestado en Morenci, Arizona por provocar disturbios durante una huelga de mineros y condenado a tres años de prisión en Yuma (en la derecha aparece una imagen suya, tomada cuando estuvo preso en Yuma). Al salir libre, se fue a Cananea en donde intervino en el preludio de la huelga que se ha convertido en emblemática de la revolución mexicana.

Y así como lo experimentado por Salcido, hubo más incidentes que tuvieron como escenario a la entonces nueva población de Nogales, los que anunciaban la inconformidad social por la situación económica, y principalmente por la discriminación hacia los mexicanos en México mismo. El espacio de estas líneas no me permite extenderme más sobre el tema, por lo que escogeré para mostrar la inestabilidad de entonces la historia del indígena Mayo, Fernando Palomares, quien desde los primeros años de 1900 distribuía el periódico Regeneración del Partido Liberal (PLM) en nuestra región, y en 1905 publicaba en Tucsón el periódico El Defensor del Pueblo. Al ser éste clausurado, se fue a Cananea a participar en la huelga minera, de donde se dirigió a Los Angeles a seguir participando en el PLM.

En 1908, con el cargo de Delegado especial del PLM, Palomares entraba a Sonora desde Arizona a Nogales, y en una carta dirigida a Ricardo Flores Magón le describió su odisea para escapar de sus perseguidores. Para ir a Nogales desde Tombstone se subió a un tren carguero, aunque fue descubierto por un garrotero y arrojado del tren. Al caer del ferrocarril se lastimó una pierna, herida de la que no se recuperaría jamás. Como pudo, llegó caminando a Nogales (a la derecha muestro una fotografía de la estación del ferrocarril de Nogales, viendo hacia el Sur. Este edificio se ubicaba unos metros más al Sur de la frontera. El acantilado de la Calle Elías se puede apreciar a la izquierda) y de aquí se fue al Bacatete, buscando incorporar a los indígenas al movimiento liberal. Para su mala suerte, esta carta fue interceptada por el gobierno del Estado, lo que desató una feroz cacería que duró varios meses para apresarlo. Así, el gobernador Fernando Cubillas le enviaba un telegrama el 29 de junio al Presidente Municipal de Nogales, Alberto Claussen, pidiéndole: “procure empeñosamente su aprehensión y que se le catee minuciosamente…” De igual forma, fueron alertadas las autoridades de las poblaciones en la ruta del ferrocarril. Sin embargo, parecería que a Palomares se lo había tragado la tierra, por lo que el Presidente Díaz intervino directamente en la orden de hallarlo.

Lo que no sabían sus perseguidores era que Palomares había sido detenido en Guaymas pensando que era un vago, y aunque llevaba correspondencia comprometedora de los Flores Magón no le fue hallada, por lo que la destruyó, comiéndosela. Después de ser liberado se iría a la Ciudad de México, y el 15 de septiembre asistió a la ceremonia del grito, esperando que el Presidente Díaz asomara la cabeza por el balcón Presidencial. Le disparó con un arma que había conseguido aunque no tuvo suerte. Logró escapar cuando la policía se lanzó sobre la muchedumbre, intentando detener al autor del intento de magnicidio. Y así como el caso de Palomares, hubo muchos otros más que qntecedieron a la revolución, y en los que Nogales actuó como escenario.

Lo que no podían prever quienes perseguían a Palomares, era que el más significativo evento por entonces, y en que también Nogales figuraba, ocurrió el 13 de enero de 1910, cuando Francisco Ignacio Madero, quien promovía por entonces al movimiento antireeleccionista, cruzó de incógnito esta frontera, viniendo de Hermosillo, ya que le habían advertido que se preparaban actos violentos para recibirle en el Norte de Sonora, y así desistió visitar Cananea para realizar un mítin en el mineral. Y aún más, Madero mismo no podía imaginarse entonces que su campaña llevaría al inicio de un movimiento con alcances imprevisibles, el que sacudiría profundamente el tejido social y político del país. Eso lo veremos en artículos posteriores de esta serie