El martes, 16 de septiembre de 1884, un mes después de la firma del contrato que establecía el fundo legal de la nueva población, tomaba posesión el primer ayuntamiento de Nogales, Sonora.
Eran las nueve de la mañana cuando un pequeño grupo atravesó el llanito, aledaño a la frontera, que únicamente era aprovechado por la vía del ferrocarril. Pasaron bajo la sombra de un gran encino que permanecía aún en pie, retador frente a las hileras de leña que alimentaban las calderas de los trenes. Iban a reunirse en el local que funcionaba como Salón Municipal, ubicado en la esquina de Campillo y Pesqueira (En la derecha aparece una imagen del llanito, y en el extremo derecho el Salón Municipal. El árbol que menciono, para cuando se tomó la foto ya había sido cortado para construir la Aduana). En el evento le dieron lectura a un oficio, fechado el 7 de ese mes por la Prefectura del Distrito de Magdalena, en el que se ordenaba tomar protesta al primer Ayuntamiento de Nogales.
En seguida tomó posesión el Presidente Municipal, Juan B. González, seguido de José J. Encinas como primer Regidor, Narcizo (sic) Moreno como Segundo Regidor, Luis Tapia como Regidor Suplente, Luis Aragón como Juez Local propietario y Waldo Briseño como Juez Local Suplente.
Desde esa breve ceremonia, y hasta el Alcalde actual, José Angel Hernández Barajas, Nogales, Sonora, ha tenido 57 Presidentes Municipales Constitucionales según mis números, así como con una cantidad muy difícil de definir de Presidentes Interinos.
El problema para determinar quiénes fueron Presidentes Constitucionales y quienes no, radica en que Nogales y México pasaron desde entonces por la Revolución Mexicana y por conflictos originados en factores políticos y de otra naturaleza, los que llevaron a nombrar Alcaldes en vez de elegirlos; por revueltas y levantamientos en los que se destituían las autoridades municipales; por nombramientos directos hechos por el Ejecutivo Estatal, así como por modificaciones legales que también han ido cambiando los periodos de los Gobiernos Municipales.
Nogales, Sonora, no contaría con un edificio propio, sede de la Presidencia Municipal, sino hasta el 1 de julio de 1897, cuando fue inaugurado el ubicado en la esquina Noroeste de Campillo y Juárez (mostrado a la izquierda, situado donde hoy está correos), que en algo copiaba al de la aduana, ubicado enfrente, y que para entonces tenía diez años de haber sido concluido.
Nogales, Arizona, por otro lado, y como vimos en el artículo anterior de esta serie, en 1893 era incorporado como población, y el Condado Pima, al que pertenecía entonces Nogales, nombraba un Consejo Municipal integrado por Teodoro Gebler, James B. Mix, Antonio Proto, George B. Marsh y Edward B. Hogan. En su primera reunión, el Consejo nombró a Mix como primer Presidente Municipal (Mayor), y un año después era ya electo Don Antonio Proto como Alcalde.
El poblado arizonense, después de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos negó en 1896 la reclamación del terreno del antiguo Rancho de Los Nogales de Elías ubicado en Arizona, finalmente pudo obtener en diciembre de 1898 la patente firmada por el Presidente William McKinley, que le concedía un fundo de una milla cuadrada de terreno. Así pudo el nuevo Alcalde, William F. Overton, empezar la asignación de títulos de los lotes ya medidos, los que después de un pago de $5 por el lote, más $7 por el papeleo, fueron entregados a sus nuevos dueños.
Así surgieron Ambos Nogales, poblaciones divididas por una línea internacional que entonces no era visible y por la que nadie impedía el libre paso. Esos primeros años verían el surgimiento, primero, del templo católico, dedicado a la Purísima Concepción, consistente en un gran cuarto de adobe que empezó a ser construido en 1886, aunque su primer sacerdote, Patricio Sánchez, se establecería en octubre de 1890. Otro edificio, el imponente edificio de la Aduana, sería concluido en 1887 con un costo de $83,882.17.
En marzo de 1898 era inaugurado el alumbrado público de la población, consistente en 7 lámparas de arco y 10 incandescentes, y así la cañada dejó en el pasado la obscuridad que la invadía durante las noches sin luna.
Parecía que todo sería bonanza, ya que la economía pujante de la población impulsaba su explosivo crecimiento. Nadie hubiera adivinado que pronto iniciaría la Revolución Mexicana.
sábado, 27 de febrero de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
El Contrato del Fundo Legal de Nogales
Una importantísima estipulación de la ley No 29 publicada el 11 de julio de 1884, que fundó a nuestra población y Municipio de Nogales, fue su segunda cláusula, que facultaba al Gobernador del Estado “para que arregle” con los dueños del rancho Los Nogales la adquisición del terreno necesario “para facilitar el progreso de la citada municipalidad.”
Se contrató a los Ings. Ignacio Bonillas y Charles Herbert para diseñar el plano de población de Nogales, Sonora, y de Nogales, Arizona; dos poblaciones hermanas, divididas por una frontera internacional, y el día 28 de agosto iba a Hermosillo el Sr. Conrado Aguirre desde Magdalena, en donde vivía, para reunirse en el Palacio de Gobierno con el Gobernador del Estado y con el Sr. José Camou, radicado en Hermosillo. Aguirre iba en representación de los condueños de la mitad del terreno de Los Nogales: Ana Salazar vda. de Elías, Carmen Elías su mujer, su cuñado Antonio Campillo y Don José Pierson; Camou representaba la otra mitad, que le pertenecía.
Ya en la reunión con el Ejecutivo del Estado, extendieron sobre una mesa el plano de Bonillas y Herbert, y acordaron que los condueños harían “cesión perpetua e irrevocable al gobierno del Estado de Sonora de un terreno cuadrado de mil doscientas varas por lado … para el fundo legal de la población…” aunque se reservaron algunos lotes que ya habían vendido a diversas personas, así como otros más que conservarían para sí mismos en la población que nacía entonces.
Así fue establecido el Fundo legal de Nogales, que quedó finalmente como un rectángulo que iba desde la frontera hasta el callejón Ramos (en el plano interactivo adjunto puedes ver sus límites) . Las calles recibieron los nombres de quienes participaron en la medición, de funcionarios locales de entonces, de los políticos estatales y nacionales más destacados en aquel momento, así como algunos de los lemas políticos populares entonces; por ejemplo Ingenieros, Fenochio, Díaz y Unión.
Nogales, Arizona, por otro lado, no contaba por entonces con la certeza jurídica de la posesión del terreno en que se asentó esa población, debido a que Don José Camou apeló ante la justicia estadounidense su pertenencia en Arizona del Rancho Los Nogales. Esto no fue impedimento, sin embargo, para fundar la población vecina, ya que el 21 de julio de 1893 la Mesa de Supervisores del Condado de Pima, porque aún no nacía el Condado de Santa Cruz, firmaron los papeles para incorporar Nogales, Arizona, aunque una tormenta veraniega ocasionó una inundación que impidió que los nuevos Nogalenses de Arizona asistieran a la ceremonia en Tucsón. Eso no fue impedimento, sin embargo, para que los Supervisores se tomaran la libertad de repetir la ceremonia el día siguiente cuando el río Santa Cruz había bajado, y así la fecha oficial del nacimiento de la municipalidad de Nogales, Arizona, quedó para la posteridad como el día 22. Tres años después la Suprema Corte de Justicia de los EEUU invalidaba la reclamación de Camou, y así la vecina población pudo tener posesión del terreno en que se asentaba esa población. El Condado de Santa Cruz, por otro lado, nacería al ser segregado del de Pima el 15 de marzo de 1899.
Ambos Nogales tuvieron un crecimiento exponencial. En diciembre de 1884 nacía la primera agencia aduanal nogalense, de Próspero Sandoval, y para el año siguiente, Manuel Mascareñas adquiría la cercana Hacienda de Santa Bárbara, en las márgenes del río Santa Cruz, que de esta manera se agregaba a las otras dos haciendas ya existentes en el Municipio, Cíbuta de Don José Pierson, y La Arizona de Guillermo Barnett.
Nogales Sonora, para inicios de 1887 alcanzaba 886 habitantes, mientras que en el Municipio se llegaban a 1,484, a la vez que nuestra población hermana tenía 400 habitantes. Diez años después eran 1,296 los nogalenses del poblado sonorense, y 1,810 los habitantes del municipio. En adelante, el poblado de Nogales crecería exponencialmente hasta convertirse en el principal puerto internacional de Sonora, gracias al enorme crecimiento en su comercio internacional.
Después vendría la Revolución Mexicana, en la que esta frontera desempeñó un papel preponderante. Sin embargo, durante ese verano de 1884, al firmarse el Contrato para establecer el Fundo Legal de Nogales, Sonora, nadie podía prever lo que traería el futuro. Así, Conrado Aguirre regresó a Magdalena a darle la noticia a su mujer, Carmen Elías y demás familiares, que entonces nacía un poblado en la cañada que atraviesa la frontera, poblado que al igual que el antiguo rancho del lugar, también se llamaba Nogales.
Se contrató a los Ings. Ignacio Bonillas y Charles Herbert para diseñar el plano de población de Nogales, Sonora, y de Nogales, Arizona; dos poblaciones hermanas, divididas por una frontera internacional, y el día 28 de agosto iba a Hermosillo el Sr. Conrado Aguirre desde Magdalena, en donde vivía, para reunirse en el Palacio de Gobierno con el Gobernador del Estado y con el Sr. José Camou, radicado en Hermosillo. Aguirre iba en representación de los condueños de la mitad del terreno de Los Nogales: Ana Salazar vda. de Elías, Carmen Elías su mujer, su cuñado Antonio Campillo y Don José Pierson; Camou representaba la otra mitad, que le pertenecía.
Ya en la reunión con el Ejecutivo del Estado, extendieron sobre una mesa el plano de Bonillas y Herbert, y acordaron que los condueños harían “cesión perpetua e irrevocable al gobierno del Estado de Sonora de un terreno cuadrado de mil doscientas varas por lado … para el fundo legal de la población…” aunque se reservaron algunos lotes que ya habían vendido a diversas personas, así como otros más que conservarían para sí mismos en la población que nacía entonces.
Así fue establecido el Fundo legal de Nogales, que quedó finalmente como un rectángulo que iba desde la frontera hasta el callejón Ramos (en el plano interactivo adjunto puedes ver sus límites) . Las calles recibieron los nombres de quienes participaron en la medición, de funcionarios locales de entonces, de los políticos estatales y nacionales más destacados en aquel momento, así como algunos de los lemas políticos populares entonces; por ejemplo Ingenieros, Fenochio, Díaz y Unión.
Nogales, Arizona, por otro lado, no contaba por entonces con la certeza jurídica de la posesión del terreno en que se asentó esa población, debido a que Don José Camou apeló ante la justicia estadounidense su pertenencia en Arizona del Rancho Los Nogales. Esto no fue impedimento, sin embargo, para fundar la población vecina, ya que el 21 de julio de 1893 la Mesa de Supervisores del Condado de Pima, porque aún no nacía el Condado de Santa Cruz, firmaron los papeles para incorporar Nogales, Arizona, aunque una tormenta veraniega ocasionó una inundación que impidió que los nuevos Nogalenses de Arizona asistieran a la ceremonia en Tucsón. Eso no fue impedimento, sin embargo, para que los Supervisores se tomaran la libertad de repetir la ceremonia el día siguiente cuando el río Santa Cruz había bajado, y así la fecha oficial del nacimiento de la municipalidad de Nogales, Arizona, quedó para la posteridad como el día 22. Tres años después la Suprema Corte de Justicia de los EEUU invalidaba la reclamación de Camou, y así la vecina población pudo tener posesión del terreno en que se asentaba esa población. El Condado de Santa Cruz, por otro lado, nacería al ser segregado del de Pima el 15 de marzo de 1899.
Ambos Nogales tuvieron un crecimiento exponencial. En diciembre de 1884 nacía la primera agencia aduanal nogalense, de Próspero Sandoval, y para el año siguiente, Manuel Mascareñas adquiría la cercana Hacienda de Santa Bárbara, en las márgenes del río Santa Cruz, que de esta manera se agregaba a las otras dos haciendas ya existentes en el Municipio, Cíbuta de Don José Pierson, y La Arizona de Guillermo Barnett.
Nogales Sonora, para inicios de 1887 alcanzaba 886 habitantes, mientras que en el Municipio se llegaban a 1,484, a la vez que nuestra población hermana tenía 400 habitantes. Diez años después eran 1,296 los nogalenses del poblado sonorense, y 1,810 los habitantes del municipio. En adelante, el poblado de Nogales crecería exponencialmente hasta convertirse en el principal puerto internacional de Sonora, gracias al enorme crecimiento en su comercio internacional.
Después vendría la Revolución Mexicana, en la que esta frontera desempeñó un papel preponderante. Sin embargo, durante ese verano de 1884, al firmarse el Contrato para establecer el Fundo Legal de Nogales, Sonora, nadie podía prever lo que traería el futuro. Así, Conrado Aguirre regresó a Magdalena a darle la noticia a su mujer, Carmen Elías y demás familiares, que entonces nacía un poblado en la cañada que atraviesa la frontera, poblado que al igual que el antiguo rancho del lugar, también se llamaba Nogales.
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viernes, 12 de febrero de 2010
La Fundación de Nogales
El momento de la fundación de Nogales, igual a como sucedió con la mayoría de las poblaciones, no ocurrió cuando llegó el primer poblador, lo que sería imposible determinar, ni tampoco cuando se establecieron ranchos, aduanas, estaciones u otra cosa en el lugar. El momento de la fundación de una población se reconoce como aquel en que es emitido un documento oficial que le da sustento jurídico a la nueva comunidad. Así pasó con la mayoría de las poblaciones de nuestro país, México, o con las de Estados Unidos o de cualquier lugar del mundo.
La fecha reconocida como de la fundación de Hermosillo, por ejemplo, no fue cuando se estableciera una ranchería indígena allí, momento que no podríamos saber cuándo ocurrió, sino que Hermosillo fue fundado el 18 de mayo de 1700, día de la Santísima Trinidad, día en que el Alférez Juan Bautista Escalante llegó y visitó la ranchería indígena allí establecida, ordenando, además, que en el lugar “ahora y siempre vivirían en dicha ranchería y que harían pueblo en forma, agregando y llamando a otros de su misma nación, para que vivan juntos.”
Tucsón tampoco reconoce como la fecha de su fundación cuando se estableció la primera comunidad indígena en el lugar, que también sería imposible determinar ya que se encuentran asentamientos antiquísimos en ese valle que se remontan al Arcaico, ni tampoco se asigna su fundación a cuando el padre Kino visitara el lugar en 1697. El momento de la fundación de Tucsón, universalmente reconocido, ocurrió el 20 de agosto de 1775, día en que el Corl. Hugo O´Connor, después de visitar el lugar, firmó un documento en el que certificaba que: “elegí y señalé a presencia del Rdo. Padre Fr. Francisco Garcés y el Tte. Don Juan de Carmona para la nueva ubicación del referido Presidio y con la denominación de San Agustín del Toixon.”
Igualmente, y en el caso de Nogales, el momento de la fundación de esta población ocurrió al ser decretada la Ley No. 29 por el Congreso del Estado el 9 de julio de 1884, firmada por el Gobernador Luis E. Torres el día siguiente, y publicada el día 11, ley que erigía en municipalidad a Nogales.
Pero aún más, esta ley prevenía también la posesión jurídica, por el gobierno, del terreno de la nueva población de Nogales, ya que en su Artículo 2 facultaba al Gobernador del Estado “para que arregle” con los dueños del rancho Los Nogales, la adquisición del terreno necesario “para facilitar el progreso de la citada municipalidad.”
Para entonces, los dueños del terreno no eran únicamente miembros de la familia Elías, ya que ellos habían vendido secciones indivisas (es decir, áreas no definidas dentro de la posesión general) del terreno a otras personas. El principal condueño, aparte de los Elías, era Don José Camou, quien había adquirido en 1871 una importante parte del terreno, y el 11 de agosto de 1882 había denunciado las demasías del rancho (4,631.2 Has.), pero además se encontraba la pertenencia que le correspondía a Don José Pierson.
El terreno del Rancho Los Nogales, como hemos visto en artículos anteriores, y muestro en el mapa adjunto (que es interactivo, ya que puedes acercarte y alejarte, así como cambiar el tipo de mapa con los controles que aparecen en el mismo) abarcaba 7 y medio sitios de terreno con dos caballerías (equivalentes a 13,209.8 Has) y comprendía desde el actual Puerto de Encinas en Nogales, Sonora, hasta la confluencia de las actuales Ave. Grand con Mariposa en Nogales, Arizona, calles que, obviamente, no existían entonces y frontera internacional que tampoco había. Poco después la porción del terreno que quedó dentro del Territorio de Arizona, llevó a que José Camou reclamara ante las autoridades estadounidenses su posesión en la Unión Americana, pero ese será tema de un artículo posterior.
Así fue cómo nació nuestra población, convirtiéndose en unos cuantos meses en una de las poblaciones más pujantes en el Estado. El 5 de Diciembre de ese año, 1884, los hermanos Próspero y Aurelio Sandoval, guaymenses, inauguraban la primera agencia aduanal nogalense. Este fue un momento emblemático que reconocía la vocación que este lugar había tenido desde tiempos inmemoriales y que le sería heredada a nuestra población: un lugar estratégico para realizar el comercio.
Al ser fundado el municipio quedaron comprendidos dentro de su jurisdicción, hacia el Este los ranchos de Santa Bárbara y Buenavista que todavía no adquiría Don Manuel Mascareñas, ya que él llegaría hasta 1885, y por el Oeste el rancho de La Arizona, de un bisabuelo del autor de estas líneas, así como los aledaños al mismo, minerales de Planchas de Plata, Pajarito, Promontorio, La Plomosa y El Durazno.
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sábado, 6 de febrero de 2010
Descripciones de Los Nogales entre 1882 y 1884
Las siguientes crónicas nos muestran cómo eran Los Nogales poco después de la inauguración del ferrocarril aquí, cuando todavía no se fundaba la población, cuando aún estaba en pie el campamento de los trabajadores ferroviarios, cuando nadie podía prever que aquí surgiría una población permanente.
La primera corresponde al 12 de octubre de 1882, días antes de la inauguración del Ferrocarril de Sonora en Los Nogales, cuando el Cónsul de México en Tucsón informaba que en la frontera, en el punto en que el tren cruzaba la misma, había surgido un campamento formado por sus trabajadores, "el que indudablemente van a abandonar tan pronto como termine el trabajo.” La razón: no había agua en el lugar, ya que la que se consumía era llevada por tren o extraída de algunos pozos locales. Era un campamento formado por carpas que se extendía desde la vía férrea hasta la actual calle Obregón, y de poco más al Norte de la frontera, bloqueado por el cerro de la actual Calle Crawford, tal vez hasta el callejón Ochoa por el Sur. Obvia decir que estas calles aún no existían y sólo las menciono como referencia.
Y aunque no contemos con una imagen de este campamento, tenemos la de otro contemporáneo, casi gemelo a Nogales, en Calabazas (actual Río Rico, en Arizona), debida a James Cabell Brown. En ella, viendo hacia el Este aparecen las carpas que, en búsqueda de un orden, se extendían sobre el valle a un lado del arroyo Sonoita, que allí confluye con el Río Santa Cruz. Este último así como la vía férrea no aparecen en la imagen, ya que se encuentran detrás de la misma.
En relación con el campamento en Los Nogales, tenemos una descripción que nos dejó un antropólogo holandés, Herman Ten Kate, quien visitó poco después de la inauguración del ferrocarril el Sur de Arizona y Norte de Sonora, cuando realizaba un estudio de las tribus indígenas de la región.
Después de visitar Tucsón y la iglesia de San Xavier del Bac, tomó el ferrocarril en Benson para dirigirse a Sonora y llegó a Los Nogales a las 9 de la noche del 10 de enero de 1883. Su melancólica y sombría descripción del lugar indudablemente estuvo influenciada porque esa noche en particular había luna nueva y a que la tenue luminosidad de las lámparas de petróleo de las tiendas de campaña apenas lograba romper la obscuridad de la cañada nogalense. Escuchémoslo:
“Siguiendo el reflejo de las tiendas iluminadas que veo desde una corta distancia de la estación, me dirijo hacia allá, y en un corto tiempo estoy sentado para tener una frugal cena que me pone enfrente un tipo con el cabello que le cuelga despeinado. Luego de cenar me fijo mejor en el sitio y veo que Nogales consiste solamente en un grupo de tiendas de lona, la mitad de las cuales son bares y “restaurantes.” Entro después a una de esas carpas para ver más de cerca. Aproximadamente veinte hombres bronceados con rasgos salvajes, con sombreros de ala ancha en sus cabezas y arropados en sus coloridos sarapes se encuentran de pie o sentados alrededor de las mesas de juego. Otros, sentados en banquitos o barriles vacíos fuman sus cigarros, mientras que otros más beben mescal o whiskey que les ofrece el cantinero y escuchan los acordes, a veces soñadores y a veces apasionados de una guitarra. Todo se encuentra iluminado por el tenue brillo de un par de antorchas humeantes que han sido amarradas a los postes de la tienda, formando un cuadro digno de un Salvator Rosa..”
Debo explicarle aquí al lector que Herman Ten Kate fue hijo de un reconocido pintor holandés y por lo tanto estaba familiarizado con la obra de Salvator Rosa, quien a su vez fue otro pintor italiano, autor de imágenes melancólicas, pobladas de ruinas y penumbras, como muestro en la pintura de la izquierda, y que muy bien podría corresponder a la cañada nogalense: "Paisaje con viajeros preguntando el camino". Pero sigamos:
“Continúo mi caminata nocturna y encuentro a los mexicanos sentados, silenciosos, alrededor de las fogatas parpadeantes que arden frente a sus tiendas, aunque los enojados perros me hacen el paseo tan difícil que abandono mi caminar por Nogales y me siento en el suelo frente a la pequeña estación de madera del tren, ya que adentro no hay ni sillas ni mesas. Absorto en mis pensamientos, observo el paso de las estrellas a lo largo de las obscuras siluetas del cerro cercano hasta que llega la hora de abordar el tren que me llevará a Hermosillo…”
De esta descripción inmediatamente vemos que el cerro es el de la actual Calle Elías, y que se refiere a la primera estación del tren nogalense: un pequeño cuarto de madera situado unos metros más al Sur de donde la vía del tren cruza la frontera.
Pero esa no fue la única ocasión en que Ten Kate pasó por Nogales. Meses después volvía a cruzar por aquí, ya de regreso de Hermosillo rumbo a Arizona, y de éste suceso también nos heredó otra crónica que por lo somera nos deja con más dudas que respuestas:
“El 9 de abril parto de Hermosillo por tren y en la siguiente mañana, doce horas más tarde me bajo en la estación fronteriza en Calabazas.”
Así, surgen espontáneas las preguntas: ¿Por qué menciona la estación fronteriza de Calabazas y no la de Nogales? ¿Había sido desmontado para entonces el campamento de los trabajadores? Nunca lo sabremos…
La primera corresponde al 12 de octubre de 1882, días antes de la inauguración del Ferrocarril de Sonora en Los Nogales, cuando el Cónsul de México en Tucsón informaba que en la frontera, en el punto en que el tren cruzaba la misma, había surgido un campamento formado por sus trabajadores, "el que indudablemente van a abandonar tan pronto como termine el trabajo.” La razón: no había agua en el lugar, ya que la que se consumía era llevada por tren o extraída de algunos pozos locales. Era un campamento formado por carpas que se extendía desde la vía férrea hasta la actual calle Obregón, y de poco más al Norte de la frontera, bloqueado por el cerro de la actual Calle Crawford, tal vez hasta el callejón Ochoa por el Sur. Obvia decir que estas calles aún no existían y sólo las menciono como referencia.
Y aunque no contemos con una imagen de este campamento, tenemos la de otro contemporáneo, casi gemelo a Nogales, en Calabazas (actual Río Rico, en Arizona), debida a James Cabell Brown. En ella, viendo hacia el Este aparecen las carpas que, en búsqueda de un orden, se extendían sobre el valle a un lado del arroyo Sonoita, que allí confluye con el Río Santa Cruz. Este último así como la vía férrea no aparecen en la imagen, ya que se encuentran detrás de la misma.
En relación con el campamento en Los Nogales, tenemos una descripción que nos dejó un antropólogo holandés, Herman Ten Kate, quien visitó poco después de la inauguración del ferrocarril el Sur de Arizona y Norte de Sonora, cuando realizaba un estudio de las tribus indígenas de la región.
Después de visitar Tucsón y la iglesia de San Xavier del Bac, tomó el ferrocarril en Benson para dirigirse a Sonora y llegó a Los Nogales a las 9 de la noche del 10 de enero de 1883. Su melancólica y sombría descripción del lugar indudablemente estuvo influenciada porque esa noche en particular había luna nueva y a que la tenue luminosidad de las lámparas de petróleo de las tiendas de campaña apenas lograba romper la obscuridad de la cañada nogalense. Escuchémoslo:
“Siguiendo el reflejo de las tiendas iluminadas que veo desde una corta distancia de la estación, me dirijo hacia allá, y en un corto tiempo estoy sentado para tener una frugal cena que me pone enfrente un tipo con el cabello que le cuelga despeinado. Luego de cenar me fijo mejor en el sitio y veo que Nogales consiste solamente en un grupo de tiendas de lona, la mitad de las cuales son bares y “restaurantes.” Entro después a una de esas carpas para ver más de cerca. Aproximadamente veinte hombres bronceados con rasgos salvajes, con sombreros de ala ancha en sus cabezas y arropados en sus coloridos sarapes se encuentran de pie o sentados alrededor de las mesas de juego. Otros, sentados en banquitos o barriles vacíos fuman sus cigarros, mientras que otros más beben mescal o whiskey que les ofrece el cantinero y escuchan los acordes, a veces soñadores y a veces apasionados de una guitarra. Todo se encuentra iluminado por el tenue brillo de un par de antorchas humeantes que han sido amarradas a los postes de la tienda, formando un cuadro digno de un Salvator Rosa..”
Debo explicarle aquí al lector que Herman Ten Kate fue hijo de un reconocido pintor holandés y por lo tanto estaba familiarizado con la obra de Salvator Rosa, quien a su vez fue otro pintor italiano, autor de imágenes melancólicas, pobladas de ruinas y penumbras, como muestro en la pintura de la izquierda, y que muy bien podría corresponder a la cañada nogalense: "Paisaje con viajeros preguntando el camino". Pero sigamos:
“Continúo mi caminata nocturna y encuentro a los mexicanos sentados, silenciosos, alrededor de las fogatas parpadeantes que arden frente a sus tiendas, aunque los enojados perros me hacen el paseo tan difícil que abandono mi caminar por Nogales y me siento en el suelo frente a la pequeña estación de madera del tren, ya que adentro no hay ni sillas ni mesas. Absorto en mis pensamientos, observo el paso de las estrellas a lo largo de las obscuras siluetas del cerro cercano hasta que llega la hora de abordar el tren que me llevará a Hermosillo…”
De esta descripción inmediatamente vemos que el cerro es el de la actual Calle Elías, y que se refiere a la primera estación del tren nogalense: un pequeño cuarto de madera situado unos metros más al Sur de donde la vía del tren cruza la frontera.
Pero esa no fue la única ocasión en que Ten Kate pasó por Nogales. Meses después volvía a cruzar por aquí, ya de regreso de Hermosillo rumbo a Arizona, y de éste suceso también nos heredó otra crónica que por lo somera nos deja con más dudas que respuestas:
“El 9 de abril parto de Hermosillo por tren y en la siguiente mañana, doce horas más tarde me bajo en la estación fronteriza en Calabazas.”
Así, surgen espontáneas las preguntas: ¿Por qué menciona la estación fronteriza de Calabazas y no la de Nogales? ¿Había sido desmontado para entonces el campamento de los trabajadores? Nunca lo sabremos…
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