lunes, 18 de enero de 2010

Vísperas de la fundación de Nogales

Y así llegamos al periodo entre 1882 y 1884, que comprende de la inauguración del ferrocarril en Los Nogales a la fundación del Poblado y del Municipio.

Comúnmente se piensa que el establecimiento de la aduana en Los Nogales o bien la inauguración del ferrocarril corresponde al de la fundación de nuestra población, lo cual es una simplificación errónea.

El establecimiento el 2 de agosto de 1880 de las aduanas en Palominas, Los Nogales, Sásabe y Quitovaquito (ver aquí el artículo) fue promovido por el gobierno federal para regular en la frontera misma el contrabando que entraba a Sonora, no como poblados . De las cuatro, únicamente Los Nogales y Sásabe evolucionarían a centros de población. Por otro lado, la inauguración del ferrocarril el 25 de octubre de 1882 fue únicamente eso: su inauguración en el punto en que éste cruza la frontera, no la fundación del poblado de Nogales. En ningún documento contemporáneo se considera eso.

Otra fecha que se maneja en Nogales, Arizona como la de la fundación de la población vecina corresponde a cuando Jacobo Isaacson estableció una oficina postal allí, el 31 de mayo de 1882. Sin embargo, también esa es una simplificación errónea. Una agencia postal tampoco es una población sino meramente una oficina para atender a gente que necesite el correo, aún cuando viva sólo en la región y el lugar esté despoblado. Por ejemplo, contemporáneas a la de Nogales, fueron establecidas las agencias postales de La Noria (actual Lochiel), Oro Blanco (cerca de Peña Blanca), Monument y el Washington. La del Washington (entre Nogales y Santa Cruz) fue establecida en 1880, pero para 1882 había cerrado, reemplazada por la de Harshaw (Al Sur de Patagonia). En 1884 regresó al Washington, aunque para 1890 era sustituida por la de Duquesne, etc. Y lo mismo pasó con la agencia de Isaacson cuando éste dejó el lugar: su oficina fue seguida el 4 de junio de 1883 por otra, ahora sí con el nombre de Los Nogales, dirigida por James Breeden.

Ahora bien, hubo otros factores de índole social y económica, además de la aduana y el ferrocarril, que sí contribuyeron durante esos dos años para que naciera la población de Nogales en 1884.

Un factor lo constituyó la reestructuración demográfica del Sur de Arizona y Norte de Sonora con la constante apertura de nuevas minas de cobre en el Sur de Arizona durante esos años, gracias al empleo de este metal en la naciente industria de líneas de transmisión eléctricas. Estas minas necesitaban gran cantidad de mexicanos, quienes cruzaban la frontera por lugares como Nogales, y algunos se quedaron aquí.

Ya vimos en otro artículo cómo, por ejemplo, Tombstone llegó a ser el poblado más grande entonces en la región, ya que en 1882 tenía entre 10 y 14 mil habitantes, mientras que Tucsón, que en 1860 tenía 821 habitantes, para 1880 alcanzaba los 6,492 habitantes.

Y en relación con el movimiento de la riqueza, de los 62 hispanos tucsonenses que tenían más de $1,000 dlls en 1870, 34 habían nacido afuera de Arizona: 27 en Sonora, tres en Chihuahua, uno en Sinaloa, dos en España y uno en Chile. En Sonora, por otro lado, Magdalena alcanzaba entonces unas 6,000 almas, mientras que en Imuris habría unos 500 habitantes.

Otro factor fue la Ley Federal de Exclusión antichina de los Estados Unidos, firmada el 2 de mayo de 1882, que prohibía “la llegada de trabajadores chinos a este país [porque] pone en peligro el buen funcionamiento de ciertas localidades en el territorio” (a la derecha muestro la primera página de esta ley).

Durante la década de 1870 habían entrado, bienvenidos a Estados Unidos, 123,201 chinos; en Arizona en particular se les empleó durante la construcción del Ferrocarril, pero para 1882 la situación cambió al terminar la demanda de su mano de obra. En Julio de 1882, por ejemplo, una turba atacó a los trabajadores chinos del ferrocarril en Calabazas (actual Río Rico), quemándoles carpas y robándoles. Así, Jeff Milton fue contratado como Agente Chino, para vigilar el Sur de Arizona, mientras que la aduana estadounidense continuó en Calabazas. Sobra decir que esta ley contribuyó para que muchos chinos se vinieran a Sonora, a poblar principalmente la región Norte de Sonora.

Otro factor que también influyó sobre el nacimiento de Nogales fue el repentino desarrollo de la ganadería regional en esa década, y la exportación del tradicional ganado sonorense al Sur de Arizona. Era ganado adaptado a nuestro árido clima que, por la dureza de su carne, se decía que era sólo “cuernos, cuero y cojones,” aunque posteriormente lo reemplazarían otras razas más productivas, como la Hereford. Así fue cómo, mientras que en el norte de Arizona continuó casi inalterada la ganadería, el Sur de Arizona, que para 1880 tenía cerca de 12 mil cabezas de ganado, diez años después alcanzaba unas 130 mil cabezas.

Esos y otros factores que sería cansado cubrir aquí contribuyeron para que en el punto en que desde siempre se pasaba entre el río Asunción o Magdalena y el Santa Cruz, y que ahora además era frontera internacional, naciera una nueva población. Eso lo veremos en el próximo de esta serie.

domingo, 10 de enero de 2010

La Inauguración del Ferrocarril de Sonora en Los Nogales

A diferencia de todas las historias que se han escrito hasta hoy sobre nuestra frontera nogalense o aún de Sonora o Arizona, que tienen una perspectiva parroquiana al analizar únicamente lo sucedido en México o los Estados Unidos, esta crónica es binacional. Sería imposible entender adecuadamente a nuestra región sólo desde la perspectiva mexicana o estadounidense siendo, como somos, población y Estados fronterizos.

Así, en los artículos anteriores de esta serie veíamos cómo se construyó el Ferrocarril en Sonora y Arizona, y cómo fue que llegó a pasar por Nogales como consecuencia de las pugnas entre distintas compañías estadounidenses para alcanzar la primacía en construir una ruta transcontinental estadounidense. Ahora veremos los detalles de su inauguración:

El Ferrocarril de Sonora fue inaugurado el 25 de octubre de 1882 en los Nogales cuando la esposa de William Morley, ingeniero del ferrocarril, clavó una clavija regalada por el Gobierno de Sonora, en cuyo cuerpo de plata había sido grabada una locomotora con la leyenda “UNION – PROGRESO,” y en la cabeza de oro aparecía la fecha grabada.

A la ceremonia asistió el Vicepresidente de la Atchison, Topeka and Santa Fe, aunque no pudo hacerlo el Gobernador de Sonora, Carlos Ortiz Retes: se encontraba entonces en abierta pugna con otro grupo político en ascenso, encabezado por el Gral. Guillermo Carbó, quien promovía al grupo de Ramón Corral, Luis Torres y otros, y que le llevarían días después a dejar la gubernatura. El Prof. Enrique Quijada trajo la representación del Gobierno del Estado y pronunció una sentida oración.

Además, al no asistir el Gobernador Ortiz Retes, tampoco vino el Gobernador del Territorio de Arizona, Frederick A. Trittle, aunque envió un discurso que calificaba la inauguración como “uno de los eventos más importantes que hayan ocurrido en nuestra región del Continente,” y elaboraba en una parábola sobre el significado de esa inauguración para unir económicamente a Estados Unidos: “congratulo al pueblo de Arizona de que el océano se haya casado [aqui] con las grandes llanuras.”

Nogales, en aquel momento, era sólo algunas carpas de los trabajadores del ferrocarril y empleados de la aduana según anotó algún reportero, aunque agregó que sus noches le recordaban la bonanza del oro de California porque escuchaba “los violines, gritos y disparos nocturnos,” aunque, afortunadamente “no se ha reportado todavía ningún asesinato.” Sin embargo se equivocaba: el día anterior al de la inauguración del ferrocarril, John Brickwood había matado a Harry Sutter en un “homicidio justificable” en el lado arizonense.

La población más cercana a Nogales en Arizona era entonces Calabazas (actual Río Rico), a cuyo recién inaugurado hotel fueron llevados, al concluir la ceremonia de inauguración del ferrocarril, los 75 asistentes; se les sirvió un banquete y se pronunciaron una serie de brindis por la ocasión. Calabazas tenía entonces unos 150 habitantes, dos salones de baile y cinco tiendas, dos salas Chinas de juego y 16 cantinas. Le seguía más al Norte Tucsón con unos 7,000 habitantes, mientras que en Sonora la población más cercana era Magdalena con unas 6,000 almas.

Para quienes habían construido el ferrocarril a través de Los Nogales, lo único que empañaba el panorama futuro era la división política en el Estado de Sonora y los conflictos del Gobernador Ortiz Retes, lo que llevó a que un periódico tucsonense editorializara: “Se esperaba que los desórdenes y tumultos en nuestro Estado vecino fuesen cosa del pasado… Pero no ha sido así. Los gérmenes de las disensiones locales no han sido desarraigados aún… cuando estas antipatías afectan tan seriamente los intereses y derechos de propiedad de los capitalistas e industrias del exterior -cuando retardan, como la ocurrencia de tales eventos invariablemente retardará – la prosperidad y desarrollo del país, debería ponérseles un hasta aquí. Un brillante futuro se abría para Sonora… en unos pocos años sería el principal de los Estados Mexicanos.”

Sin embargo, al escribir esta frase se detuvo el periodista, y pensando que tal vez se había dejado llevar por la pasión, decidió concluir con una frase conciliadora que expresaba la receta vigente entonces sobre el futuro de Sonora y de México: promover el desarrollo económico. No podía saberlo, creía que este desarrollo económico se transmitiría automáticamente a toda la población como bienestar social, error que conduciría a la revolución de 1910. Y así fue como decidió concluir alentadoramente su editorial: “Aunque tampoco es demasiado tarde para cumplir ese destino. Los disturbios actuales se deben de lamentar pero no son fatales. Todavía hay tiempo para darle paz y protección a la sociedad alterada y asegurar la confianza en las empresas de negocios que son las únicas que pueden lograr los espléndidos resultados que todos los amigos de México habían llegado a anticipar como certidumbre del futuro inmediato.“

El día último de ese mes, a mediodía, pasaba por Los Nogales rumbo a Arizona en un carro especial provisto por la compañía ferroviaria el ya Ex Gobernador de Sonora, Carlos Ortiz Retes. Iba por tren al exilio en la Cd. de México, de donde ya no volvería a Sonora.

viernes, 1 de enero de 2010

Los primeros años de funcionamiento del Ferrocarril de Sonora


Como vimos en el anterior artículo, el 25 de octubre de 1882 era inaugurado el Ferrocarril de Sonora en el entonces despoblado Nogales. Después del evento, los asistentes fueron llevados por tren al recién abierto hotel de Calabazas (en el actual Río Rico), en donde se les ofreció un banquete y los brindis por la bonanza que traería el tren no se dejaron de escuchar (a la derecha muestro una imagen del hotel).

La ruta que se inauguró entonces, de 442 kilómetros, ofrecía transporte de pasajeros y de carga. Para los primeros, al inicio únicamente había boletos de primera clase; la tarifa era de 3 centavos por kilómetro y únicamente se permitía llevar equipaje por 35 lbs. El exceso pagaba altas tarifas. Así, un viaje entre Guaymas y Nogales costaba $12.75, lo que llevó al Secretario de Gobierno de Sonora, Ramón Corral, a quejarse con el Ministro de Fomento.

Además, los horarios eran muy incómodos. El tren salía de Guaymas a las 12:45 PM, y llegaba a Nogales hasta las 3 de la mañana siguiente; mientras que de Nogales partía a las 9 de la noche, para llegar a Guaymas a las 11:45 AM . La compañía adoptó este horario para que el entronque en Benson con la línea estadounidense no sufriese demoras. No fue sino hasta 1885 en que la cantidad de quejas surgidas llevaron a modificar este esquema, ofreciendo tarifas más bajas, de 1.5 centavos por kilómetro y un cambio en los horarios.

En el primer año completo de su funcionamiento, 1883, hubo 33,464 pasajeros y para 1890 se alcanzaron 48,196. En 1900 hubo 96,694 y el del inicio de la Revolución llegaron a 253,495.
El lento incremento inicial en el transporte de pasaje y explosivo al final del Porfirismo es indicativo de muchos factores, como el gradual mejoramiento en las condiciones económicas sociales del Sonora de entonces, así como del desarrollo económico regional. Además, el que la mayoría de los pasajeros lo utilizasen para viajar cortas distancias (por ejemplo, un promedio de 70 Km en 1901) entre las 26 estaciones que tenía la ruta, y que entre el 60 y 70% de los pasajeros adquirieron boletos de tercera, también nos dice que este medio de transporte fue aprovechado cada vez más por los campesinos, quienes hacían viajes cortos dentro de Sonora. Así, los primeros años de su funcionamiento, el 86% de los pasajeros cubrieron viajes locales, con las estaciones de Guaymas, Hermosillo y Magdalena con el mayor tráfico, mientras que menos del 14% venían a Nogales, ya que eran principalmente estadounidenses quienes lo hacían.

En cuanto a carga, 1883 vio 24 millones de toneladas movidas, que para 1890 habían subido a 46 millones, para 1900 a 136, y 234 en 1910. Y a diferencia de las cortas distancias que se presentaron en el transporte de pasajeros, el promedio para carga se mantuvo en un promedio de 300 Km recorridos. De esta manera, de Arizona llegaban bienes manufacturados de consumo, como ropa, licores y maquinaria para las minas. De Sonora se exportaban productos como granos y naranjas de Hermosillo con destinos tan lejanos como Chicago. Magdalena e Imuris exportaban ganado en pie, mientras que de Guaymas salían ostiones y pescado congelado. Esto sin contar la importante cantidad de metales y minerales que se exportaban de todo el Estado.

En lo social, el ferrocarril vino a promover la interacción entre las distintas regiones de Sonora, ya que por ejemplo se agregaba un convoy para los viajeros que querían asistir a las festividades anuales de Magdalena, o bien para quienes iban a los carnavales de Guaymas. En 1893, por ejemplo, cuando esta población fronteriza ya tenía 9 años de ser fundada, se ofreció una tarifa especial de $15 en primera clase y de $10 en segunda por un viaje redondo para quienes fuesen al carnaval desde Nogales, pudiendo, además, bajar y quedarse el pasajero el tiempo que deseara en la estación que quisiera.

Pero también, la construcción del Ferrocarril de Sonora trajo consigo una mayor facilidad en la interacción entre nuestro Estado y el centro del país. Ya no sería necesario ir a Guaymas para abordar un barco y tardar alrededor de un mes en llegar a la capital del país. Ahora el viaje se podía hacer en tren, cruzando la frontera en Nogales para ir al Paso, y allí abordar el Ferrocarril Central, que en dos días dejaba al viajero en la Cd. de México.

Sin embargo, tal vez la consecuencia más importante que trajo consigo el ferrocarril para el Estado fue el reordenamiento geográfico del poder económico y político de Sonora. Gradualmente la región serrana fue perdiendo su preeminencia frente al Occidente de Sonora, es decir los grandes valles que poco a poco fueron ganando posiciones, desarrollándose económicamente alrededor del nuevo eje que había inaugurado el tren: Guaymas – Hermosillo – Nogales.