viernes, 30 de octubre de 2009
Los Nogales, la Medición de la Frontera y la fama del lugar
El Tratado de la Mesilla, aprobado el 25 de abril de 1854, definió la nueva frontera entre México y los Estados Unidos en la región aledaña al actual Nogales de la siguiente manera: viniendo desde el Este y “…siguiendo el paralelo de 31° 20', hasta el 111° del meridiano de longitud Oeste de Greenwich; de allí, en línea recta a un punto en el río Colorado, veinte millas inglesas abajo de la unión de los ríos Gila y Colorado…”
Para medirla, en mayo de 1855 llegaba desde El Paso al rancho de Los Nogales el Comisionado Estadounidense, William H. Emory. Le debería acompañar, aunque no pudo, su contraparte por México, José Salazar Ylarregui: Nuestro país estaba entonces inmerso en el que sería último derrocamiento de Santa Anna, Salazar no recibió recursos para su parte de la expedición, y la medición no fue verificada por México.
Así, Emory se encargó de delimitar, sólo, la nueva frontera. Pasó varias noches en Los Nogales midiendo la latitud 31° 20,' y halló que ésta se encuentra en el punto que marca un cambio de rumbo en el cauce del arroyo, al pie de un acantilado (el de la actual Calle Elías), en donde erigió una mojonera de piedras.
Luego determinó por triangulación que el paralelo 111,° el punto de donde partiría la línea diagonal hasta el río Colorado, estaba a unos 12 Km más al Oeste, en done levantó otra mojonera. Así fue cómo el Rancho Los Nogales quedó dividido en dos por el nuevo límite internacional.
La región vería por entonces un breve surgimiento en expediciones filibusteras y minería. La causa de este interés por la región: la fama que conservaba desde la Colonia un lugar ubicado dentro del actual Municipio de Nogales, a unos 20 Km al Suroeste de esta población. Su nombre: Planchas de Plata.
En 1736 habían sido descubiertas, a flor de tierra, enormes lozas de plata pura en un lugar cercano a la visita misional de La Arizona. La mayor pesó alrededor de una tonelada, pero la polémica de si era un tesoro enterrado o un yacimiento natural, junto con el peligro Apache, obligaron a abandonar el lugar. De cualquier manera, su renombre se conservó como rescoldo a través de los años, esperando la oportunidad para resurgir. Esta la proporcionó el Tratado de la Mesilla.
El primer intento para renacer Planchas de Plata de La Arizona fue el del Conde Gastón Raousset de Boulbon, quien con el pretexto de explotarla intentó apoderarse de Sonora, terminando su aventura filibustera en Guaymas en 1854, como ya sabemos. Otro, Henry Crabb, con el mismo pretexto trató de tomar Caborca en 1857 y también murió en su tentativa; ambos rechazados por los sonorenses.
Por entonces, llegaron mineros estadounidenses y europeos al territorio recién adquirido por los Estados Unidos, atraídos también por la fama de La Arizona, quienes buscaron explotar las riquezas minerales de esa región recién adquirida que, en su imaginación, era donde se encontraban aquellas legendarias minas de la época colonial. Así fue cómo el Estado de la unión americana adquirió su nombre actual: Arizona.
En 1856, Charles D. Poston y Samuel Heintzelman organizaron una compañía minera, la Sonora Exploring and Mining Co. Establecieron su cabecera en el antiguo Presidio de Tubac, lugar que debido al Tratado de la Mesilla había pasado al dominio estadounidense, y empezaron la búsqueda de minerales, trabajando yacimientos cerca de Arivaca y Tubac.
Para 1857, el ejército estadounidense estableció un fuerte contra los Apaches en Calabazas (Río Rico de hoy); su protección hizo que “los granjeros de Imuris, Magdalena y San Ignacio, en Sonora, mejoren vendiendo alimentos a sus vecinos militares justo cruzando la línea.” Todo este comercio pasaba por Los Nogales, lo mismo que los obreros mineros que, llegando de lugares como Cucurpe, Magdalena, Cocóspera, Altar y hasta Onavas, cruzaban libremente la nueva frontera para trabajar en las minas del territorio. Pero también otros sonorenses, apellidos como Elías, Moreno, Ochoa, Padrés o Pompa, invirtieron en minas en Arizona o en negocios de transporte transfronterizo usando diligencias. Había la urgencia de comunicar, no los medios adecuados.
Sin embargo, esta bonanza no duró. En la década de 1860 resurgieron los asaltos Apaches. En la nación vecina empezó la Guerra Civil y el fuerte militar del Sur de Arizona fue desmantelado, dejando desamparados a rancheros y mineros que debieron cerrar sus empresas; en Sonora, el imperio de Maximiliano provocó otra crisis política y económica. Esta combinación de hechos llevó a que el rancho de Los Nogales volviese, al menos por unos años, a quedar sólo al morir el comercio internacional que le había dado vida al lugar.
viernes, 23 de octubre de 2009
Los Nogales y el Tratado de la Mesilla
Este proceso se había agravado cuando el comandante militar de Sonora, Mariano Paredes Arrillaga, ordenó que los misioneros franciscanos nacidos en España fuesen expulsados de Sonora en 1828. La región más afectada por esta disposición fue la Pimería Alta, ya que aún se conservaba aquí el régimen misional, y así fue cómo en toda la Pimería Alta únicamente quedaron dos misioneros: Rafael Díaz (a cargo de Cocóspera, Tumacácori, San Xavier del Bac, y los presidios de Santa Cruz, Tubac y Tucson), y José María Pérez Llera (San Ignacio, Tubutama, Oquitoa, Caborca y sus visitas). Al quedarse solas muchas de las misiones, el Gobierno nombró a Luis Redondo y a Fernando Grande para administrar los terrenos misionales. Y aunque esos terrenos habían producido abundantes ganancias, ya que por ejemplo, antes de la expulsión, en Cocóspera se habían llegado a herrar 10 mil cabezas de ganado en un año, o que Fray Narciso Gutiérrez, fallecido el 13 de diciembre de 1821 en la misión de Tumacácori, Sonora, llegó a prestarle a las cajas reales de Arizpe la cantidad de 22 mil pesos, las temporalidades, como se les llamaba a los terrenos misionales, fueron quedando abandonadas al no haber misioneros a cargo de administrarlas.
Así fue cómo estas tierras cambiaron de dueños: Unas, rentadas por criollos que eventualmente se convertirían en sus dueños; otras compradas debido a que los indígenas también gradualmente habían ido desapareciendo. De esta manera se realizaba un proceso en que la propiedad comunal indígena desaparecía y era sustituida por la propiedad individual de la tierra.
En el caso de Los Nogales, José Elías había adquirido terrenos baldíos, no pertenecientes a ninguna misión, ya que limitaban al Sur con su otro rancho, Casita, mientras que al Norte limitaban con los terrenos de la antigua estancia ganadera de Calabazas (hoy Río Rico), perteneciente a la misión de Tumacácori.
Fueron esos los peores años que haya visto Sonora. Poco después de 1843, año en que José Elías adquirió el rancho Los Nogales, sobrevino la guerra de Estados Unidos contra México (1846 a 1848) y al concluir ésta, el Tratado de Guadalupe-Hidalgo estableció una nueva frontera de Estados Unidos con nuestro País. El nuevo límite fue fijado en nuestra región siguiendo a lo largo del río Gila (en donde actualmente se encuentra Phoenix, que entonces no existía).
A esos problemas se le agregó la crisis económica derivada de la derrota y pérdida territorial por la guerra, además de la inestabilidad social producto de las contiendas entre Conservadores y Liberales, pero tal vez el mayor impacto lo hayan causado los continuos asaltos apaches.
Por otro lado, en 1848 iniciaba la llamada bonanza del oro de California que llevó a que, atraídos por el brillo del áureo metal, miles de sonorenses abandonaran nuestro territorio, lanzándose en la búsqueda de sus fortunas. José Elías también siguió esta corriente humana, y en marzo de 1849 partía de Altar rumbo a California.
Mientras esto sucedía, los Estados Unidos buscaban una ruta que estuviese libre de las nieves invernales para construir una ruta ferroviaria transcontinental y, claro, nuestra región era idónea para ello.
La nación vecina envió ante el Gobierno de México a James Gadsden para negociar la adquisición de más territorio, y tras difíciles negociaciones logró lo que en México conocemos como el Tratado de la Mesilla, o sea comprar el territorio ubicado desde el actual Phoenix hasta la frontera actual, a cambio de $10 millones (unos 236 millones de dólares actuales), el que fue ratificado el 25 de abril de 1854. De esta manera, la frontera en la región del rancho Los Nogales quedó definida por el paralelo 31° 20”
José Elías, que para entonces ya había regresado a Sonora desilusionado de su viaje a California, al saber de esta adquisición territorial, nuevamente acudió el 12 de octubre de 1854 a la Tesorería Departamental buscando, y obtuvo, una constancia de la legalidad de su posesión, ya que, aducía:
“… Mis papeles del rancho de La Casita tienen los re-quisitos que requiere el Art. 6 del reciente tratado de La Mesilla para que el Gobierno norteamericano respete los que queden dentro del territorio que le ha cedido nuestro Gobierno. Y como pueda ser que mi relacionado rancho sea de los comprendidos en esa línea por estar situado poco más o menos en el grado 31 de latitud Norte, quiero, para evitar enteramente todo motivo de cuestión, tener una constancia de que está registrado o anotado en uno de los archivos de tierras de la República, como lo es el que existe a cargo de esa Tesorería…”.
jueves, 15 de octubre de 2009
Inicios del Rancho Los Nogales
Como les prometí la semana pasada, en este artículo continúo desarrollando la historia de Nogales en su relación con el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, que estamos a punto de conmemorar.
El rancho de Los Nogales comenzó 20 años después de la consumación de la Independencia de México, cuando Santa Anna detentaba el poder nacional y la República seguía el régimen centralista. Fue entonces, el 6 de marzo de 1841 cuando José Elías se presentó en la Jefatura de Hacienda del Departamento de Sonora, ubicada en Arizpe, pidiendo “la remedida del terreno que comprenda el rancho La Casita, como para la mensura de los huecos y valdíos (sic) que necesitamos” Su familia, decía, haba poseído Casita por casi 100 años para entonces, y necesitaba esas demasías y baldíos para criar ganado.
El Gobierno del Departamento accedió a la petición, ordenando la remedida del terreno de su propiedad “conforme la pide, y también la medida de los baldíos que denuncia, previos los requisitos que son de estilo para su remate, formándose expedientes separados para ambas operaciones.” Es decir, ordenaba la formación de dos expedientes diferentes: Uno para el rancho La Casita y el otro para los baldíos, que se convertirían con el tiempo en Los Nogales. Hay que recordar aquí que por entonces todo el actual Estado de Arizona era parte de México y de Sonora.
Se nombró a don Francisco Navamuel para dirigir la medición del terreno, quien escogió como punto de partida la mojonera central Norte de Casita, que se encontraba en el Puerto de Encinas, cerca del puente que pasa actualmente por arriba de la vía férrea al Sur de Nogales. Empezó a medir una distancia de 340 cuerdas (14,305.5 m) por el camino que va al Norte al Presidio de Tubac, las cuales terminaron en el camino, en una meseta alta, donde da fin un amplio cajón que baja de las montañas Pajarito. Es decir, recorrió midiendo todo el Arroyo de Los Nogales hacia el Norte, atravesando la entonces solitaria cañada en donde están actualmente Ambos Nogales, y siguió hasta llegar al amplio cajón, que conocemos hoy como Cañada Mariposa, ubicado en Nogales, Arizona, en la entrada de la colonia Monte Carlo (En seguida muestro un mapa interactivo de la ubicación). Nuevamente, recordemos que ni Ambos Nogales ni la frontera actual existían entonces.
(El siguiente mapa es interactivo: puedes acercarte y alejarte, mover el mapa y el tipo de informacion mostrada)
Ya en este punto, ordenó erigir la mojonera Norte del terreno que se medía, agregando que "la mojonera de Calabazas está a unos mil pasos más allá, en una loma alta, que cae del otro lado del cañón." Calabazas haba sido una visita y estancia ganadera de la misión de Tumacácori, y aún hoy las ruinas de su iglesita se pueden ver cerca de la planta de tratamiento de aguas residuales de Nogales, Arizona.
Acto seguido, se midieron 22 cuerdas (925 m) al Este, y 200 cuerdas (8,414 m) al Oeste, ambos desde los extremos Norte y Sur del terreno medido, para formar una especie de rectángulo. Se calculó la superfcie del terreno en 7 y medio sitios (13,167.075 Has), y se avaluó, asignándole un valor de $15 el sitio debido a que no contaba con agua corriente, para hacer un total de $112 con 4 reales.
Sin embargo, la junta revisora determinó después que la superfcie real medía 2 caballerías en exceso, y en consecuencia se elevó su precio de remate a $113, 1 real y 10 granos. Se realizó la subasta de ley en la sede de la Jefatura de Hacienda, Arizpe, sin que se presentase un mejor postor, y el 7 de enero de 1843 le fue adjudicado Los Nogales a don José Elías por la cantidad establecida.
Las casas del rancho fueron construidas en la confuencia de un arroyo lateral con el de Los Nogales, en el actual Nogales, Arizona, en inmediaciones del puente a desnivel de donde parte hoy la carretera a Patagonia (en seguida aparece un mapa interactivo de su ubicación). Era un lugar cubierto con árboles de nogal que le dieron su nombre al rancho que, recordemos, se encontraba entonces totalmente en México.
Estas casas funcionaron por algunos años como estación en las rutas de diligencias que comunicaban a Magdalena e Ímuris con Tubac y Tucson, todos en Sonora. Servían lo mismo para descanso de los viajeros que como refugio contra los asaltos apaches. Nadie se podría imaginar que menos de medio siglo después sería fundada en el lugar una población, Nogales, ciudad que actualmente ha absorbido totalmente la extensión del rancho hasta convertirse en el principal puerto de nuestro Estado con la nación estadounidense. Pero eso vendría después y en otros artículos cubriré estos temas.
sábado, 10 de octubre de 2009
Primer Artículo conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución
“Dia 13. Viernes. Dixe missa. Salimos del Gambut a las ocho de la manana, y á la una de la tarde paramos en el Sibuta, haviendo caminado quatro leguas con rumbo al norte, y muy despacio en el caxon del Gambut para ir juntos, y que no se cortasse el cordon de la gente y requas.
Dia 14. Sabado. Salimos del Siboda á las ocho de la mañana, y á las tres de la tarde paramos en el parage llamado las Lagunas, haviendo caminado unas ocho leguas largas con el rumbo, como quatro al noroeste, y quatro al nornoroeste. Como á la mitad del camino está el parage del Agua Zarca, que es un ojito de agua muy pequeño.