sábado, 10 de octubre de 2009

Primer Artículo conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución

Estamos en la cuenta final para el 2010, año del centenario de la Revolución y bicentenario de la Independencia y, aprovechando la ocasión, trataré en los siguientes artículos sobre la importancia que tuvieron estos dos movimientos para nuestra región de Nogales.

Obviamente, para cuando el padre Hidalgo inicia la Guerra de Independencia, Nogales no existía como población, aunque el lugar ya era conocido desde muchos años antes.

Precisamente estos días, hace 234 años, cuando el Imperio Español alcanzaba su máxima extensión en América, cuando se cumplían ocho años de la expulsión de los jesuitas, un grupo de expedicionarios dirigidos por Juan Bautista de Anza recorrían la Cañada de los Nogales, buscando una ruta terrestre que comunicase a Sonora con la Alta California.

Así, recorriendo las páginas del diario de la expedición, escrito por su capellán, el padre Pedro Font, llegamos al día 12 de octubre de 1775, cuando el grupo se encontraba en la misión de San Ignacio:

(En el siguiente mapa, puedes interactuar acercándote y alejándote, cambiando la zona que ves, así como el tipo de mapa mostrado)



“Jueves. Dixe missa, y es la primera que dixe en mi tienda, que fue la Yglesia portatil de la Expedicion. Salimos de cerca el Pueblo de Ymuris á las ocho y media de la mañana, y á la una de la tarde paramos en el Gambut antes de entrar en el caxon, haviendo caminado quatro leguas con rumbo al nornoroeste.
 
Poco antes de este parage está el parage llamado los Alisos. El caxon del Gambut que se sigue, es passo muy peligroso, y en donde han executado varias muertes los apaches, y piatos Zimarrones; y por esto nos detuvimos para passarlo mañana despacio y todos juntos con las requas”.

Como nota explicatoria, hay que recordar que una legua equivale a cuatro kilómetros. Además, todavía hoy, al recorrer por la carretera el cajón Gambut, que es conocido actualmente como Bambuto, se puede recrear la imaginación de los expedicionarios que, temerosos, creían ver detrás de cada roca del cajón a los apaches o a los pimas rebeldes.

“Dia 13. Viernes. Dixe missa. Salimos del Gambut a las ocho de la manana, y á la una de la tarde paramos en el Sibuta, haviendo caminado quatro leguas con rumbo al norte, y muy despacio en el caxon del Gambut para ir juntos, y que no se
cortasse el cordon de la gente y requas.

Dia 14. Sabado. Salimos del Siboda á las ocho de la mañana, y á las tres de la tarde paramos en el parage llamado las 
Lagunas, haviendo caminado unas ocho leguas largas con el rumbo, como quatro al noroeste, y quatro al nornoroeste. Como á la mitad del camino está el parage del Agua Zarca, que es un ojito de agua muy pequeño. 

Todo el camino va siguiendo á la derecha unas sierras altas de bastante arboleda, que desde el Pueblo de Dolores, y antes, siguen encadenadas hasta mas alla del Pueblo y Presidio de Tuquison, y rematan antes del rio Gila: á la izquierda van siguiendo unas lomas baxas, y detras de ellas una sierra algo elevada y aspera, que empieza desde el Pueblo de Santa Maria Madalena, y va á dar á la Aribaca, Arizona, y parage de las Bolas, assi llamado por las bolas de plata virgen que alli produxo la tierra, y toda essa sierra se dice ser mineral. Todos estos terrenos son muy abundantes de pasto, y de ellos sale el rio de San Ignacio”.

Casi todos los lugares del párrafo anterior se pueden reconocer todavía: La serranía situada a la derecha de los viajeros es la del Pinito, mientras que la de la izquierda es la del Guacomea, y el paraje de las Bolas es el conocido hoy como Planchas de Plata de La Arizona, cuyo descubrimiento en 1736 alcanzaría renombre mundial hasta lograr heredarle su nombre al Estado vecino de la Unión Americana.

Y aunque el padre Font no mencionó su paso por Los Nogales, los expedicionarios siguieron la cañada en donde actualmente se asienta esta ciudad, y poco más adelante se detuvieron en Las Lagunas, ubicado actualmente al Norte de Nogales, Arizona, en la colonia conocida como Meadow Hills.

Así fue cómo después de presenciar el paso de aquellos casi 300 expedicionarios, la cañada de Los Nogales regresó nuevamente al silencio en que había descansado desde siempre. Vendría después en otras regiones de la Nueva España el Grito de Dolores y la Guerra de Independencia, hasta su conclusión en 1821, y no sería sino hasta veinte años después, al ser ya México independiente, cuando otro grupo de europeos cruzó nuevamente la cañada, aunque ahora lo hacían para medir el terreno de Los Nogales, que había sido denunciado en la capital, Arizpe. Pero ése será tema de otro artículo.
 
* Se respetó la grafía original del diario del Capellán de la expedición, Fr. Pedro Font.

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