domingo, 11 de julio de 2010

Lo internacional en la revolución


Después del desconocimiento del gobierno de Carranza en forma conjunta el 23 de septiembre de 1914 por Francisco Villa y José María Maytorena, en México casi inmediatamente el escenario de la guerra revolucionaria se cambió, del altiplano central del país, en donde habían estado combatiendo los revolucionarios contra Huerta, a Sonora, a una guerra interfaccionaria.

El primer encuentro bélico entre las fuerzas de Maytorena y las de Benjamín Hill se realizó en el Río Santa Cruz, cerca de Mascareñas, el mismo día del desconocimiento de Carranza, y de allí fueron siendo rechazadas las tropas de Hill rumbo a Santa Cruz y después a Naco, en donde Hill se preparó para defender ese puerto internacional. Esta acción bélica, inmediata a su frontera, se convirtió en un nuevo dolor de cabeza para el gobierno estadounidense.

Inicialmente, Victoriano Huerta había encabezado la rebelión contra el Presidente Madero en febrero de 1913, apoyándose en el llamado Pacto de la Embajada, acuerdo promovido por el anterior embajador estadounidense en México, Henry Lane Wilson (a la derecha), con la meta de lograr la caída de Madero. Sin embargo, al ascender a la presidencia estadounidense Woodrow Wilson en marzo de 1913, días después del cuartelazo de Huerta y asesinato de Madero, cambió radicalmente la política estadounidense sobre Huerta. Retiró al embajador Lane Wilson y buscó la caída del nuevo presidente mexicano.

En abril de ese año de 1914, el Presidente Woodrow Wilson (a la izquierda) ordenó la ocupación de Veracruz sin previa declaración de guerra o cualquier comunicación. Con 44 barcos estadounidenses de guerra fue invadido el puerto y ocupados sus principales edificios. Y aunque la intención de Wilson era lograr la caída del dictador mexicano, no lo logró. Lo único que consiguió fue el rechazo y oposición de todos los combatientes en contra de la medida estadounidense, al considerarla como una invasión del territorio nacional. Para Julio de ese año renunciaba Huerta obligado por la campaña militar de los Constitucionalistas, aunque la ocupación veracruzana estadounidense continuó hasta noviembre de ese año.

A este recrudecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y México, debemos agregarle que por entonces también se presentaban en el teatro europeo los enfrentamientos que llevarían a la Primera Guerra Mundial. A finales de junio de ese 1914 había sido asesinado el heredero al trono Austrohúngaro, Francisco Fernando, heredero de la familia Habsburgo. Un mes más tarde, diez días después de la renuncia de Victoriano Huerta, Austria-Hungría le declaraba la guerra a Serbia. El 1 de agosto, Alemania la declaraba contra Rusia y dos días después contra Francia; en seguida vendría la de Gran Bretaña contra Alemania, seguida por la de Japón contra Alemania. Con ello, Europa se convirtió en un solo frente de guerra con un futuro totalmente imprevisible.

Pero eso no fue todo. En el territorio de la tecnología, esos mismos años verían el surgimiento de los motores impulsados por gasolina, que fueron además de vital importancia para el desarrollo de la guerra. En este momento hay que recordar la fundación en 1900, en México, de la Compañía Mexicana de Petróleo El Aguila, promovida por intereses británicos encabezados por Weetman Pearson para explotar el enorme yacimiento petrolero mexicano de Potrero del Llano.

Pearson (a la izquierda) había financiado a Madero, intentando conservar para Inglaterra el petróleo de México, entonces el principal productor del mundo. Obviamente, el petróleo mexicano alimentó los esfuerzos bélicos ingleses entonces. Después de la muerte de Madero, y durante el gobierno de Carranza, Pearson realizaría incontables maniobras para conservar en medio de la revolución mexicana el control del petróleo mexicano para Inglaterra. Se gastaron millones de dólares en el pago de ejércitos enteros para proteger al petróleo, se promovieron golpes de Estado, se buscó  la invasión de fuerzas militares, etc. Esta es una historia por escribir cuyo su único antecedente, LA GUERRA SECRETA EN MEXICO, de Friedrich Katz, apenas ha rascado la superficie de las intrincadas maniobras para conservar la producción petrolera mexicana para el esfuerzo bélico esencialmente europeo que conocemos como Primera Guerra Mundial.

Por otro lado, en lo regional, Arizona había estado ya varios años buscando convertirse en Estado, lo que consiguió en 1912. Durante esa campaña, los delegados arizonenses habían intentado convertir a Arizona en una región preeminentemente anglosajona, y para ello buscaron la promulgación de una ley que restringiera el número de mineros mexicanos en Arizona al 20% del total. Esta restricción se convertiría en ley ese mismo 1914 y duró vigente hasta que la Suprema Corte de Justicia Estadounidense la declaró anticonstitucional en 1915. De cualquier manera, la ley indica la mentalidad xenófoba de Arizona por entonces.

Con esos antecedentes, no es difícil deducir que los sucesos revolucionarios sonorenses que se empezaron a manifestar en la frontera cercana a Nogales después del rompimiento entre Maytorena-Villa con Carranza, cobraron un significado estratégico importantísimo para la nación vecina. La preocupación para el gobierno estadounidense que el Gobernador de Sonora pusiera en Estado de sitio a partir del 2 de octubre a uno de los puertos sonorenses en conflicto, Naco, era real e inminente el peligro asociado.

Así transcurrieron los tres meses restantes de ese año de 1914, meses en que podía cambiarse el equilibrio de fuerzas antagónicas mundiales si nuestro país decidía romper con Estados Unidos; en que podía cortarse instantáneamente el abastecimiento del petróleo mexicano para el esfuerzo bélico europeo si México así lo decidía…


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