domingo, 25 de julio de 2010

Las Batallas de Celaya


Después del rompimiento entre Villa y Carranza, Sonora  y Nogales lograron un respiro momentáneo, ya que el escenario de la revolución se trasladó al centro del país, al Bajío.

Para marzo de 1915, la situación nacional de los constitucionalistas encabezados en lo político por Carranza y en lo militar por Obregón, era precaria. En el Noroeste, Plutarco Elías Calles se encontraba aislado en Sonora por las fuerzas de Maytorena. En el Noreste, Villa asediaba continuamente a Tampico. En el Sur, las fuerzas Zapatistas bloqueaban el avance de los Constitucionalistas. Así, era necesario que los Constitucionalistas abrieran otro frente para disminuir el poder villista.
Obregón contaba por entonces con alrededor de once mil hombres, de los que seis mil eran de caballería y el resto, infantería. Villa, por otro lado, tendría de dos a tres veces más soldados, aunque para la primera batalla del enfrentamiento que venía no dedicó más que alrededor de doce mil, pensando que lograría un triunfo fácil, y únicamente fue incrementando su número hasta alrededor de treinta mil hombres conforme fue avanzando la batalla sin que lograra el triunfo.


El primer error de Villa fue alejarse de Torreón y establecer su base de operaciones en Irapuato, lugar en donde confluían dos ferrocarriles: el que venía de Jalisco, territorio constitucionalista, y el proveniente del norte, territorio villista, para de Irapuato dirigirse a la Cd. de México.

El Gral Felipe Angeles, quien se encontraba entonces recuperando de una caída de caballo y no pudo por lo tanto brindarle su  experiencia sobre el campo de batalla, le había advertido que no era adecuado un enfrentamiento tan lejano a su territorio y le aconsejó engañar a Obregón para que lo siguiera hasta su región, en donde podría enfrentársele adecuadamente. Villa, sin embargo, no atendió esas recomendaciones.

Obregón, por otro lado, una y otra vez había empleado la táctica con Villa de llevarlo a que atacara como acostumbraba con su caballería. Además, había estudiado los cambios técnicos bélicos que se habían introducido en la guerra europea que entonces se desarrollaba: la supremacía de la artillería móvil, las trincheras y las alambradas que hacían obsoletos los ataques de caballería. Así, determinó que la región de Celaya era ideal para ese nuevo estilo de guerra con su valle dedicado a la agricultura y por lo tanto cruzado por acequias de riego que dificultaban el avance de la caballería, a la vez que facilitaban la excavación de las trincheras obregonistas.

El 4 de abril de ese 1915 llegaba Obregón a Celaya, y al día siguiente envió una columna de 1,500 hombres rumbo a Irapuato, distante unos 55 Km, a investigar la situación. Un día después supo que habían sido atacados a unos 20 Km de allí, en Estación Guaje, y necesitaban refuerzos. En un tren encabezado por él mismo, salieron rumbo al lugar, y al llegar ordenó tocar el silbato como distracción. El propósito se cumplió: las fuerzas constitucionalistas expedicionarias pudieron subir al tren, los villistas creyeron que llegaban más refuerzos y cambiaron su ataque al mismo, mientras que éste se retiraba de vuelta a Celaya sin permitir que lo alcanzaran los villistas, pero incitando que lo persiguieran hasta cerca de Celaya, en donde los constitucionalistas los rodearon. Allí se dio la primera batalla.

Para el día siete, al debilitarse los villistas, Obregón ordenó que su caballería los atacara por ambos flancos. Los villistas, aterrorizados, huyeron rumbo a Irapuato perseguidos alrededor de quince kilómetros por los constitucionalistas hasta que anocheció, y fueron dejando regado de cadáveres el campo.

Era la misma táctica bélica que había empleado Obregón en su primer combate, al tomar Nogales el 13 de marzo del año anterior: una columna central de distracción dirigida por él mismo y, en forma de pinza otras, laterales, para rematar al enemigo.

Para el segundo combate, Obregón formó sus fuerzas en un anillo alrededor de Celaya, lo que forzó a Villa a extenderse en un frente de unos 20 Km rodeándolo. Lo que no sabía Villa era que Obregón había enviado siete mil hombres de caballería a la retaguardia, en donde Villa no los pudiera ver, a esperar el momento para entrar en acción. La intención era que los villistas atacaran alrededor de ese anillo sin centrar su ataque en un punto, y por lo tanto que no tuvieran fuerza concentrada suficiente; para después, al debilitarse, que fueran atacados por su retaguardia con la caballería. Y así ocurrió.
La batalla empezó el 13 de abril, y al anochecer del día siguiente Obregón juzgó que los villistas estaban suficientemente débiles para atacarlos con la caballería. Amaneciendo el día 15, entraba en acción ésta, mientras que otra columna salía de Celaya para abrir un frente de dos pinzas. Los villistas huyeron en desbandada rumbo a Irapuato (En seguida muestro una entrevista con el historiador Jean Meyer, acerca de la batalla de Celaya)




Después de la batalla de Celaya, el Gral Obregón les preguntó a los soldados prisioneros villistas que quienes fueran oficiales de ellos se identificaran, ya que éstos se habían disfrazado como soldados rasos, y les prometió que no se les haría daño. Ciento veinte oficiales villistas se identificaron e inmediatamente fueron fusilados por los obregonistas.

Obregón tomaría casi sin resistencia el día 22 a Irapuato, y durante mayo continuaría la batalla alrededor de León. Fue entonces que perdió un brazo al explotarle una pieza de artillería, aunque continuó la batalla dirigida por sus subalternos, y para el día 5 de junio caía León en manos constitucionalistas. Finalmente, el 10 de Julio caía Aguascalientes en el último intento villista de derrotar al constitucionalismo.

Allí se definió la suerte de dos de las corrientes ideológicas revolucionarias: la del México rural y la del México urbano e individualista.

El 19 de octubre se daba el reconocimiento estadounidense de facto a los constitucionalistas, y el día 28 Obregón ordenaba suspender más reclutamientos, ya que Villa se había retirado a Sonora muy mermado en su poder. Este desarrollo sonorense lo veremos el próximo artículo…

domingo, 18 de julio de 2010

Naco, preludio de la guerra de facciones


Y así llegamos a final de la primera fase de la revolución Constitucionalista en Sonora con el rompimiento y desconocimiento de Maytorena-Villa al régimen de Carranza, el 23 de septiembre de 1914.

En adelante, y hasta fines de 1915, vendría la etapa de las luchas entre las facciones revolucionarias. El inicio se dio precisamente en esta región aledaña a Nogales. Mayorena había ocupado Nogales al mando de unos 2,000 yaquis, mientras que Benjamín Hill estableció su base hacia el Este de la población, en Estación del Río, para proteger de los Maytorenistas a Naco, Agua Prieta y Cananea. Sin embargo, al saber que Maytorena había enviado tropas desde Nogales, ordenó que sus hombres ocuparan Estación Martínez para cortarles el avance. Vino el enfrentamiento, y las tropas de Hill fueron derrotadas por los yaquis de Maytorena, que eran comandados por los Grales. Francisco Urbalejo y José María Acosta.

Este enfrentamiento ocurría mientras que en el ámbito nacional se realizaba la Convención de Aguascalientes; Carranza le ordenó entonces a Hill que resistiera mientras que llegaban refuerzos. Elías Calles dejó parte de sus fuerzas para que defendieran Agua Prieta y con el resto acudió a asistir a Benjamín Hill, aunque la prensa de entonces comentaba que tenían una apreciable desventaja numérica. En Nogales se encontraba Maytorena con sus tropas, y hacia el Este las fuerzas Villistas al mando del Gral. Felipe Angeles con cinco mil hombres también se aproximaban.  Parecía que en esa primera batalla se definiría la nueva fase de la revolución. Sin embargo, influenciado por la Convención de Aguascalientes, Villa le ordenó a Angeles que se replegara, por lo que no se pudo dar el golpe definitivo.

El viajero que pasa el día de hoy por esa región situada entre Naco y Cananea puede encontrar los extensos valles cubiertos de praderas, interrumpidos por pequeños lomeríos. En sus cimas todavía actualmente conviven las trincheras que construyeron aquellas fuerzas militares, con otras más antiguas, prehispanas, restos de hoy desconocidas culturas indígenas que allí las erigieron, quién sabe porqué.  Esos montones de rocas aún quedan como mudos testigos de nuestro pasado (A la derecha y abajo aparecen las trincheras).


Y Villa Verde, desde donde Hill enviaba trenes a recoger a los sobrevivientes de la batalla de Martínez,y que había sido establecida pocos años antes como una estación ganadera por William Cornell Greene, hoy no es más que un represo a la orilla del camino en el valle, a un lado de una antena telefónica, en el que un pequeño cerrito con algunos petroglifos indígenas cumple la función de darle firmeza a la cortina; y si el curioso entra por el hoy polvoso camino de terracería rumbo a la vía férrea, encontrará más allá un edificio de ladrillo a la orilla del camino de acero. Eso es todo lo que queda de entonces… Pero volvamos a ese ya lejano finales de 1914:

Encontrándose en campo abierto en una situación tan expuesta, Hill decidió entonces parapetarse en el poblado fronterizo de Naco. Así protegería su retaguardia con la frontera y al mismo tiempo tendría acceso al armamento de Arizona. Al ver que se aproximaba el enfrentamiento, los habitantes de Naco se refugiaron en Arizona mientras que el poblado se transformó en un campamento militar. De esta manera inició el sitio más largo de la revolución; ciento catorce días de asaltos continuos y de rechazos paralelos; ciento catorce días en que ningún bando lograba ventaja; ciento catorce días de rumores y contrarumores en una guerra sicológica en la que ambos bandos intentaban lograr ventaja, si no militar, al menos en la percepción de los convencionistas de la Cd. de Aguascalientes (En seguida muestro una vista aérea interactiva de Naco con la posición aproximada de sus defensas. En rojo las trincheras y en azul las alambradas defensivas).




Sin embargo, al ir pasando los meses sin que ningún bando lograse el triunfo, el gobierno de Estados Unidos decidió intervenir y envió al Gral Hugh Scott, Jefe del Estado Mayor estadounidense, a que intentase hacer llegar a un acuerdo a los combatientes.

El 20 de diciembre propuso un acuerdo: que Maytorena se retirase a Nogales o Cananea, mientras que Hill lo hiciera a Agua Prieta. Sin embargo, Maytorena no lo aceptó al considerarlo una intromisión extranjera en asuntos nacionales.

De esta manera continuó la situación en estiras y aflojas por varios días, hasta que el 11 de enero de 1915 se llegaba al acuerdo de que las tropas de Maytorena se retirarían a Nogales, las de Hill a Agua Prieta, y no habría enfrentamientos entre ambas facciones en ninguna población fronteriza.

Sin embargo, este acuerdo no duró mucho. El 12 de marzo, las fuerzas de Maytorena ocupaban nuevamente Naco, y lo conservaron bajo su poder al menos durante esa primavera. Para julio, el Gral Plutarco Elías Calles enviaba al Crnl. Lázaro Cárdenas a que recuperase ese puerto fronterizo, y después de un encuentro el día 19 -estos días hace noventa y seis años- en Villa Verde en que derrotó a las fuerzas de Maytorena, Cárdenas ocupó Naco (a la izquierda, una tormenta veraniega amenaza las cercanías de Villa Verde. Abajo, muestro una granada recuperada recientemente de los campos de batalla). Era la pugna por el control de la zona fronteriza intermedia entre Nogales, en poder de Maytorena, y Agua Prieta, en el de Elías Calles.


Este fue el preludio para la fase más sangrienta y terrible de la revolución: la lucha abierta entre facciones. La Convención de Aguscalientes nombró a Eulalio Gutiérrez como Presidente de México, Carranza desconoció este nombramiento, y los grandes enfrentamientos entre las fuerzas Constitucionalistas, al mando de Alvaro Obregón, contra las Convencionistas, al mando de Francisco Villa, ensangrentaron al país durante el resto de ese año de 1915. Pero este será  tema posterior…

domingo, 11 de julio de 2010

Lo internacional en la revolución


Después del desconocimiento del gobierno de Carranza en forma conjunta el 23 de septiembre de 1914 por Francisco Villa y José María Maytorena, en México casi inmediatamente el escenario de la guerra revolucionaria se cambió, del altiplano central del país, en donde habían estado combatiendo los revolucionarios contra Huerta, a Sonora, a una guerra interfaccionaria.

El primer encuentro bélico entre las fuerzas de Maytorena y las de Benjamín Hill se realizó en el Río Santa Cruz, cerca de Mascareñas, el mismo día del desconocimiento de Carranza, y de allí fueron siendo rechazadas las tropas de Hill rumbo a Santa Cruz y después a Naco, en donde Hill se preparó para defender ese puerto internacional. Esta acción bélica, inmediata a su frontera, se convirtió en un nuevo dolor de cabeza para el gobierno estadounidense.

Inicialmente, Victoriano Huerta había encabezado la rebelión contra el Presidente Madero en febrero de 1913, apoyándose en el llamado Pacto de la Embajada, acuerdo promovido por el anterior embajador estadounidense en México, Henry Lane Wilson (a la derecha), con la meta de lograr la caída de Madero. Sin embargo, al ascender a la presidencia estadounidense Woodrow Wilson en marzo de 1913, días después del cuartelazo de Huerta y asesinato de Madero, cambió radicalmente la política estadounidense sobre Huerta. Retiró al embajador Lane Wilson y buscó la caída del nuevo presidente mexicano.

En abril de ese año de 1914, el Presidente Woodrow Wilson (a la izquierda) ordenó la ocupación de Veracruz sin previa declaración de guerra o cualquier comunicación. Con 44 barcos estadounidenses de guerra fue invadido el puerto y ocupados sus principales edificios. Y aunque la intención de Wilson era lograr la caída del dictador mexicano, no lo logró. Lo único que consiguió fue el rechazo y oposición de todos los combatientes en contra de la medida estadounidense, al considerarla como una invasión del territorio nacional. Para Julio de ese año renunciaba Huerta obligado por la campaña militar de los Constitucionalistas, aunque la ocupación veracruzana estadounidense continuó hasta noviembre de ese año.

A este recrudecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y México, debemos agregarle que por entonces también se presentaban en el teatro europeo los enfrentamientos que llevarían a la Primera Guerra Mundial. A finales de junio de ese 1914 había sido asesinado el heredero al trono Austrohúngaro, Francisco Fernando, heredero de la familia Habsburgo. Un mes más tarde, diez días después de la renuncia de Victoriano Huerta, Austria-Hungría le declaraba la guerra a Serbia. El 1 de agosto, Alemania la declaraba contra Rusia y dos días después contra Francia; en seguida vendría la de Gran Bretaña contra Alemania, seguida por la de Japón contra Alemania. Con ello, Europa se convirtió en un solo frente de guerra con un futuro totalmente imprevisible.

Pero eso no fue todo. En el territorio de la tecnología, esos mismos años verían el surgimiento de los motores impulsados por gasolina, que fueron además de vital importancia para el desarrollo de la guerra. En este momento hay que recordar la fundación en 1900, en México, de la Compañía Mexicana de Petróleo El Aguila, promovida por intereses británicos encabezados por Weetman Pearson para explotar el enorme yacimiento petrolero mexicano de Potrero del Llano.

Pearson (a la izquierda) había financiado a Madero, intentando conservar para Inglaterra el petróleo de México, entonces el principal productor del mundo. Obviamente, el petróleo mexicano alimentó los esfuerzos bélicos ingleses entonces. Después de la muerte de Madero, y durante el gobierno de Carranza, Pearson realizaría incontables maniobras para conservar en medio de la revolución mexicana el control del petróleo mexicano para Inglaterra. Se gastaron millones de dólares en el pago de ejércitos enteros para proteger al petróleo, se promovieron golpes de Estado, se buscó  la invasión de fuerzas militares, etc. Esta es una historia por escribir cuyo su único antecedente, LA GUERRA SECRETA EN MEXICO, de Friedrich Katz, apenas ha rascado la superficie de las intrincadas maniobras para conservar la producción petrolera mexicana para el esfuerzo bélico esencialmente europeo que conocemos como Primera Guerra Mundial.

Por otro lado, en lo regional, Arizona había estado ya varios años buscando convertirse en Estado, lo que consiguió en 1912. Durante esa campaña, los delegados arizonenses habían intentado convertir a Arizona en una región preeminentemente anglosajona, y para ello buscaron la promulgación de una ley que restringiera el número de mineros mexicanos en Arizona al 20% del total. Esta restricción se convertiría en ley ese mismo 1914 y duró vigente hasta que la Suprema Corte de Justicia Estadounidense la declaró anticonstitucional en 1915. De cualquier manera, la ley indica la mentalidad xenófoba de Arizona por entonces.

Con esos antecedentes, no es difícil deducir que los sucesos revolucionarios sonorenses que se empezaron a manifestar en la frontera cercana a Nogales después del rompimiento entre Maytorena-Villa con Carranza, cobraron un significado estratégico importantísimo para la nación vecina. La preocupación para el gobierno estadounidense que el Gobernador de Sonora pusiera en Estado de sitio a partir del 2 de octubre a uno de los puertos sonorenses en conflicto, Naco, era real e inminente el peligro asociado.

Así transcurrieron los tres meses restantes de ese año de 1914, meses en que podía cambiarse el equilibrio de fuerzas antagónicas mundiales si nuestro país decidía romper con Estados Unidos; en que podía cortarse instantáneamente el abastecimiento del petróleo mexicano para el esfuerzo bélico europeo si México así lo decidía…


domingo, 4 de julio de 2010

Lo local y lo Nacional en el Constitucionalismo

Durante el primer periodo de la Revolución Constitucionalista, que va desde la toma de Nogales por Obregón, el 13 de marzo de 1913, hasta el rompimiento definitivo en septiembre de 1914, se fueron definiendo las diferentes facciones del movimiento, como hemos visto en artículos anteriores.

En el ámbito Sonorense, la división se fue agravando entre los seguidores de Maytorena y los de Elías Calles; en el nacional, las diferencias también se fueron manifestando entre los Carrancistas (Carranza mismo, Obregón y Elías Calles) y Villa.

Estas pugnas se reflejaron en el desarrollo de las campañas de la guerra en contra de Victoriano Huerta, así como en el abastecimiento de pertrechos bélicos. Mientras que los Carrancistas, que controlaban Sonora, se proveían de armas en Arizona a través de los puertos fronterizos de Naco, Agua Prieta y Nogales, por otro lado Villa, que controlaba a su vez Chihuahua, se abastecía a través del Paso. En Sonora, los impuestos a las minas y la venta de ganado confiscado eran utilizados para adquirir armas; en Chihuahua, la ganadería tenía la misma función para el bando Villista.

Los meses de estancia de Carranza en Sonora y sus decisiones aquí (en Nogales muchas de ellas), habían alimentado y hecho más pronunciadas estas diferencias, entre las más graves: había nombrado al Gral. Felipe Angeles como su Secretario de Guerra; así quedaba por encima de Obregón, que a su vez fue nombrado Jefe del Ejército del Noroeste, con el mando militar de Sonora, Sinaloa, Durango, Baja California y Chihuahua; esto a su vez implicaba que Villa (cuyo territorio era Chihuahua) quedaba bajo las órdenes de Obregón. De esta manera, con una solución burocrática, Carranza intentaba controlar las estrellas en ascenso de Obregón y de Villa. El futuro se encargaría de mostrar su error.
Para finales de 1913, la adquisición de armamento en Arizona por los Sonorenses había sido factor del triunfo en la campaña de Obregón a lo largo de la Costa del Pacífico, con la casi total conquista de Sinaloa, aunque la carencia de líneas férreas entre Tepic, Nayarit, y Orendain, Jalisco, le bloqueaba el acceso de la Cd. de México; a ello se le agregaba que los recursos sonorenses no eran lo suficientemente constantes para el financiamiento de la guerra.

Sin embargo, de acuerdo a Obregón, Carranza le dijo que era necesario que él se apresurase a la conquista del altiplano central, para evitar que Villa la lograse primero; así fue cómo Obregón dejó de lado a Mazatlán y se lanzó a la conquista de Guadalajara, lograda en julio de 1914.

Al mismo tiempo, Carranza le ordenaba a Villa, que para entonces había tomado Torreón y cuya siguiente conquista lógica era Zacatecas, que se desviase y tomara Saltillo, ubicada más hacia el Este. Villa le obedeció, tomó Saltillo con la asesoría del Gral. Felipe Angeles, quien había renunciado al gabinete de Carranza e incorporado a las fuerzas villistas; luego regresó y logró, el 23 de junio, la toma de Zacatecas en la batalla más sangrienta de la revolución: alrededor de 7 mil muertos combatientes de ambos bandos y un número desconocido de civiles.

Al mismo tiempo, en Sonora se agravaba la división entre Elías Calles y Maytorena. Primero, Calles, Comandante Militar, le había quitado su escolta al Gobernador, aunque Carranza le obligó a regresársela; después intentaría repetir la acción, aunque las protestas populares en Hermosillo le obligaron a dar marcha atrás y retirarse a Agua Prieta.

Ese verano, al ocurrir las victorias de los Constitucionalistas en el centro del país, Calles nuevamente marchó sobre Hermosillo y sitió el Palacio de Gobierno. En respuesta, Maytorena apeló a la defensa de la soberanía Estatal, y con la ayuda de tropas Yaquis expulsó a Calles de la capital. Hasta entonces, el único apoyo firme con que contaba Elías Calles era Carranza, ya que Obregón no se decidía aún.
En el ámbito nacional, vendría la entrada de Obregón con Carranza a la Cd. de México en agosto, y días después otra reunión más en Nogales entre Maytorena, Villa y Obregón, que intentaba zanjar sus diferencias, la que no llevó a nada. Días después, la desconfianza de Villa por las acciones de Carranza le llevaron a enviar al Gral. Felipe Angeles a que conferenciara en Nogales con el Gobernador de Sonora, José María Maytorena.

Como ya vimos en un artículo anterior, Angeles estuvo aquí, en Nogales, entre el 5 y el 7 de septiembre, empleando dos días encerrado en conferencias privadas con Maytorena. El resultado fue que el 23 de septiembre Francisco Villa desconocía al gobierno de Carranza, y el mismo Maytorena lo desconocía igualmente. Esta acción obligó a que Obregón apoyara a Calles en su pugna con Maytorena, ya que no podría continuar apoyando al Gobernador de Sonora, que había desconocido a Carranza.

Vendría después la Convención de Aguascalientes en Octubre de 1914, dominada por los Villistas y Zapatistas y su nombramiento de Eulalio Gutiérrez como Presidente, seguida del desconocimiento por Carranza de la Convención para continuar con el poder. Obregón decidió entonces continuar bajo la tutela de Carranza, lo que a su vez desencadenó a lo largo de 1915 en la guerra entre Villistas (Convencionistas) y Obregonistas (Constitucionalistas) en el ámbito nacional; mientras, en Sonora se declaraba otra entre Maytorenistas y Callistas.