domingo, 29 de agosto de 2010

El Incidente Internacional del 27 de agosto de 1918

Para 1918, México llevaba ya varios años intentando lograr la consolidación revolucionaria. Este proceso de consolidación provocó a su vez dos factores de inestabilidad con Estados Unidos: por un lado, los intentos de recuperar por parte de nuestro país los recursos del subsuelo, como el petróleo, así como la afectación de los grandes extensiones de tierras que se encontraban en manos extranjeras, habían provocado la reacción de intereses como los del Senador Albert Fall, o de periodistas como Randolph Hearst, quienes iniciaron una campaña de desprestigio contra nuestro país. Además, muchos de los intentos nacionalistas mexicanos fueron vistos como pro alemanes por algunos sectores estadounidenses, ya que por entonces se incorporó la nación vecina en la contienda que sería conocida como Primera Guerra Mundial, en contra de los países del Eje, entre los que se encontraba Alemania. Todo ésto provocó un sentimiento antimexicano en algunos sectores estadounidenses, proceso que culminó con este incidente internacional.

Ya en julio de 1916, debido a los rumores de que el norte de México sería invadido por la nación vecina, como hemos visto en otro artículo anterior, las poblaciones mexicanas cercanas a la frontera fueron evacuadas, y entre ellas se encontraba Nogales Sonora. (En seguida, muestro un fragmento de un mapa de Imuris realizado por razones obvias ese año por Inteligencia Militar de Estados Unidos, ya que Imuris abastecía parte de la carne y verdura que consumía Nogales. En la imagen aparece únicamente el centro del poblado, ya que el plano completo comprende a toda esa población, así como sus milpas y demás).


Y aunque la situación no derivó en una invasión, los incidentes internacionales continuaron: así tenemos que, en mayo de 1917 varios soldados estadounidenses que habían ido a la zona de tolerancia de Nogales, Sonora, ocasionan un escándalo en el cerro de la pila de agua situado al oeste del poblado, a la vez que el día último del año un celador mexicano, Francisco Mercado, es muerto por soldados estadounidenses en territorio mexicano porque acostumbraba acercarse a la línea y burlarse de los soldados estadounidenses.

Además, el primero de diciembre se establecía el requisito de obtener un pasaporte para poder cruzar la frontera; para hacerla cumplir, fueron colocados soldados a cada 100 yds para vigilarla e impedir el cruce indiscriminado, ya que únicamente se permitía cruzarla en el punto donde la vía férrea cruza la línea. Pero además, y más grave, los guardias no advertían de su trasgresión a quienes cruzaban por puntos prohibidos, simplemente mataban a quien lo intentaba. 

Mientras ocurría ésto, los últimos días de 1917 los Ingenieros Henry Corbin y Manuel Bancaleri, de la Comisión Internacional de Límites, terminan de instalar los obeliscos Internacionales No. 122-A, 122-B y 122-C dentro de Nogales, así como los 123-A y 123-B al oeste de la población. Estos monumentos fueron establecidos debido a que el campamento militar estadounidense se encontraba muy cerca de la frontera en esa región, lo que será usado como argumento en algunos de los incidentes internacionales provocados por los soldados estadounidenses. Además, en el punto en que el río Santa Cruz cruza por segunda vez la frontera, en Mascareñas, los ingenieros reestablecieron el Monumento No. 118, que había sido destruido por una inundación anteriormente.



El 11 de febrero de 1918, cuatro policías estadounidenses armados cruzan la frontera y entran a la casa de Gregoria Torres, situada cerca de la línea y, derribando la puerta, arrestan a Gabriel Cota (mexicano) y a Jesús Santa Cruz (estadounidense), llevándoselos a Nogales, Arizona. Un mes después, el día 22, un desconocido con apariencia de indígena es muerto por un soldado estadounidense cuando intenta cruzar la frontera. El 1 de abril, el presidente municipal, Félix B. Peñaloza, le notifica al cónsul de México en Nogales, Arizona, que hubo disparos hacia el oriente de Nogales y que al acudir la policía encontraron a una mujer llorando, quien les dijo que unos soldados estadounidenses habían entrado a México y les habían disparado a sus 2 niños chicos. Peñaloza incluye en su comunicación al cónsul un comentario que resultará ser profético, quejándose contra:

“...los atentados que en más de una ocasión se han registrado en esta frontera, que merced a la prudencia de las autoridades que rigen en la misma, se ha evitado un derramamiento de sangre que hubiera podido tener fatales consecuencias, siendo en mi concepto de toda consecuencia haga Ud. una enérgica reclamación para poner un ´hasta aquí´ a los hechos criminales que ostentan con derroche de lujo los centinelas americanos contra nuestro pueblo, que conceptúan en estado salvaje provocando con sus desmanes a un conflicto internacional que debemos evitar...”

Este informe ocasionará, a su vez, que se le envíe un oficio al Embajador de México en Washington, fechado el 21 de julio, en el cual, en su parte medular se informa que

deseo referirme al servicio de vigilancia de la línea divisoria prestado por los soldados del Ejército Anglo-americano, en el desempeño del cual tienen orden de hacer fuego sobre aquella o aquellas personas que la crucen por lugares que no son los señalados por las autoridades Anglo-americanas. Hasta ahora en los casos que se han sucedido ... estas circunstancias en esta frontera, las víctimas siempre han sido mexicanos de humilde clase social, que ignorantes  de cómo podrían salvarse de una muerte tan inesperada como injustificada, su misma ignorancia los ha llevado a un sacrificio que por lo innecesario es injusto.

Sin embargo, los incidentes siguen: el 18 de julio varios soldados estadounidenses estacionados al este de la población, en el cerro de la pila de Nogales, Az., frente a un barrio de reciente creación, “Pueblo Nuevo”, cruzan la frontera e incursionan en México, mientras que el día 22 dos soldados asaltan a caballo a Macario Rodríguez en la cañada de Las Canoas y el 6 de agosto otros soldados le hacen 3 disparos a Rafael Sosa Fuentes, aunque éste se defiende, contestando el fuego. En la averiguación de estos hechos, las autoridades estadounidenses darán como razón que los dos últimos incidentes se debieron a que esos mexicanos habían entrado a territorio estadounidense, mientras que las autoridades mexicanas, para evitar problemas al este de Nogales, ordenan en octubre que sea evacuado totalmente Pueblo Nuevo y que cualquier casa allí quede a una distancia mínima de 500 m. de la frontera, así como también a quienes viven cerca del hotel Cananea, por estar cerca de la  línea.

La intensificación de tensiones internacionales se agravará, además, con la imposición de más medidas restrictivas para evitar al máximo el cruce de mexicanos a Nogales, Arizona. Entre éstas se encuentra la disposición del cónsul estadounidense en Nogales, Son., E. M. Lawton, quien anuncia que los mexicanos que trabajen en los EEUU sólo podrán cruzar dos veces diarias, y para ello se les sellará el pasaporte (unas tarjetas verdes de cartón con el retrato) con la leyenda de DIARIO; se calcula que el 75% de los nogalenses viven entonces de la oferta laboral de Nogales, Arizona. Por otro lado, al resto de los sonorenses -los que no trabajen del lado estadounidense-, se les permitirá el cruce sólo una vez por semana. Sin saberlo nadie, esta medida colmará el vaso y sólo esperará alguna gota para derramarlo.


Es la tarde del martes 27 de agosto, se encuentran haciendo guardia del lado estadounidense de la frontera, en el edificio de la estación del ferrocarril (train depot), que sirve de garita internacional, el celador A G Barber y el militar William A Tucker (del 35° Batallón de Infantería), mientras que el soldado William H Klint, quien era de los asignados al cuidado de la línea divisoria, está un poco más al sur, ya casi sobre la frontera. A su vez, del lado mexicano de la misma están de guardia los celadores Francisco Gallego, soltero de 21 años, quien vive con sus padres, Vicente Gallego y Mercedes González en la calle Hidalgo, entre la Vázquez y Aguirre; además de Andrés Ceceña, casado con Josefa Medina, orgullosos padres de una niña,  y Alfredo Galván.

Tucker se encuentra sentado en una silla, platicando con Barber y secándose el sudor de la nuca cuando a eso de las 4:10 (hora de Nogales, Az. mientras que en Nogales, Sonora son las 3:40), ven acercarse a un mexicano que se dirige hacia el sur y que camina entre las dos vías del ferrocarril. Según declararían más tarde, creyeron ver que debajo de la camisa blanca ocultaba algo, por eso Barber le mandó hacer alto tres veces, en español, aunque el mexicano no obedece.

Enseguida se levanta Tucker para asistir al celador y éste saca su pistola y le vuelve a ordenar hacer alto. Al ver la conmoción, se aproximan los celadores mexicanos, quienes por su parte empiezan a decirle al mexicano que no se detenga. Tucker desenfunda entonces también su pistola y le grita al mexicano en inglés, ya que no sabe español: “¡Si cruzas esa línea va a haber otra cara más en el infierno!”. Al oír el grito el mexicano se detiene momentáneamente y le dice a Barber: “Ahorita vuelvo”. Es entonces cuando el guardia que se encuentra sobre la línea presenta armas y con el rifle trata de cortarle el paso al mexicano, y aquí las versiones difieren: mientras la estadounidense dice que Gallegos le dispara al guardia, hiriéndole, la mexicana dice que fue el soldado estadounidense quien disparó primero sobre el mexicano, que se llamaba Zeferino Gil Lamadrid, errando el tiro y que después Gallegos disparó sobre el soldado. Cualquiera de éstas que haya sido la verdadera, enseguida Tucker le dispara al celador mexicano con su revólver, desde una distancia aproximada de 6 metros. No se sabe si le mató en el acto, ya que mientras unos dicen que murió allí, otros sostienen que sólo fue herido y murió después. También durante este intercambio es muerto Ceceña, además del conserje del Ayuntamiento, José María Célis.

Viene después un momento de calma durante el cual ambos bandos corren a guarecerse a los edificios cercanos, al mismo tiempo que empieza a reunirse la gente atraída por los disparos. Media hora más tarde llegan refuerzos estadounidenses, entre ellos el Cap. Robert J. Mashburn, Comandante del 35° Batallón, quien al mando de unos 200 soldados de color se dirige al oeste de Nogales y ordena colocar una ametralladora arriba del cerro de la Crawford, al mismo tiempo que envía al Cap. Joseph D. Hungerford a que cruce la frontera y se apodere del cerro situado al este de Nogales (el de la Elías), para controlar desde allí el centro de Nogales, Sonora. Estas acciones son las que ocasionarán la intensificación de la batalla, misma que alcanzará su máximo entre las 3:40 y 5:15 PM.

En el asalto del lado este de la población es muerto Hungerford, aunque los soldados continúan su avance por ese lado del poblado. Además, inmediato a la frontera, el Cap. Roy Morledge al mando de la tropa A del 10 de caballería se apodera del hotel Abadie y desde allí sus soldados empiezan a disparar sobre los mexicanos que se encuentran cerca. Es probable que uno de estos soldados haya sido quien le disparó al Sr. Peñaloza.

Al escuchar los primeros disparos, el presidente municipal de Nogales, Félix B. Peñaloza, sale del Callejón situado todavía hoy entre la Calle Elías y la vía férrea, intentando ponerle alto a la violencia, aunque en un momento que se asoma para decirle a un grupo que se encuentra parapetado frente al consultorio del Dr. Priego que no disparen, y éstos le contestan que ni armas tienen, es alcanzado por un disparo, quedando tirado en la banqueta hasta que “algunos vecinos consiguieron, por medio de cuerdas, y amparados por la esquina atraerlo al callejón antes citado metiéndolo en la Botica del Dr. Priego”. Ya adentro, el médico lo empieza a curar, mientras que Peñaloza permanece consciente y, según declarará después el Dr. Priego, le dice al doctor que “no vaciló en exponerse a una muerte segura pero en su calidad de Presidente Municipal creyó cumplir con su deber, según él mismo me lo manifestó cuando ya estaba herido”. Y así sucede, ya que como a la media hora fallece por hemorragia interna. Al Dr. Priego le tocará expresar el sentimiento de los nogalenses sobre su actuación durante esta crisis:


“En mi concepto el acto del Señor Félix B. Peñaloza aparte de ser heroico, fue más bien patriótico porque quiso evitar a la patria un conflicto internacional y como autoridad estaba en su deber hacerlo, por lo que murió en el cumplimiento del deber”.

Mientras ésto sucede, el Comandante de la Guarnición de Nogales, Son., Cap. Adalberto J. Abasolo, les ordena a sus soldados no participar en la lucha, aunque reparte rifles a los civiles que acuden al cuartel, situado en la Calle Campillo. Por otro lado, ya fuera de la población (donde actualmente se encuentra la Plaza Hidalgo) se encuentra estacionado un tren con soldados yaquis, quienes al oír los disparos acuden a ayudar, al mismo tiempo que el Tte. Cor. Enrique Buelna, que estaba a su mando, se dirige al cerro situado al este de Nogales con soldados de caballería a desalojar a los estadounidenses, y así se generaliza el combate en la zona aledaña a la frontera.

Al mismo tiempo, el Cónsul de México en Nogales, Arizona, Garza Zertuche, por teléfono se comunica con las autoridades militares mexicanas proponiendo que en ambos lados de la frontera, en la Aduana mexicana y en el Palacio Municipal de Nogales, Arizona, a las 5:30 PM, sean elevadas sendas banderas blancas para terminar con el combate, a lo que acceden del lado mexicano. Sin embargo, no logra ponerse en contacto con el Cor. Herman, quien se encuentra inspeccionando la línea de fuego, y sólo alcanza a enviarle un mensaje proponiéndole su plan, a través de un capitán estadounidense. Herman, en el ínter, ha sido herido ligeramente en una pierna, y es curado en la enfermería.

Hay dos versiones de la respuesta de Herman a la propuesta del cónsul: una dice que contestó que de ninguna manera los estadounidenses elevarían una bandera blanca, y que al contrario, daba 10 minutos para que del lado mexicano fuera elevada ésta, de lo contrario quemaría al poblado sonorense; mientras que la otra, de Zertuche, se limita a decir que los estadounidenses no elevaron ninguna bandera a las 5:30, y sólo se limitaron a ordenar toques de clarín de cese al fuego. Una hora después se realiza una conferencia en el puente Bonillas entre los Jefes de Guarnición de ambas plazas, en donde se decide cerrar la frontera. En el transcurso de la noche el cese al fuego es roto varias veces.

La tarde del día siguiente se entrevistan el Gobernador Calles y el Comandante Cabell, y se acuerda reabrir el cruce de la frontera por lo que quedaba del día, siendo cerrada nuevamente a las 6 PM. Esa noche del 28, alrededor de las 10 se hacen unos 30 o 40 disparos desde el cerro situado al oeste de Nogales hacia Nogales, Az., uno de los cuales hiere ligeramente en un brazo a un soldado estadounidense, por lo que sus compañeros realizan disparos de ametralladora hacia el lado mexicano. Entonces Calles establece la ley marcial del lado sonorense. El jueves a las 6:30 AM. el soldado que había sido herido en el brazo dispara sobre un mexicano, Refugio García, que caminaba del lado sonorense, hiriéndole también ligeramente.

A las 11 del jueves se reúnen nuevamente Cabell y Calles, y allí el primero promete arrestar al soldado que había disparado a García y someterlo a corte marcial. Por otro lado, el cónsul Lawton informa que durante la batalla un grupo de sonorenses habían entrado al consulado estadounidense y lastimado al Sr. Coley, que prestaba sus servicios en el mismo. Se realiza una investigación y se encuentra que anteriormente Coley había trabajado como celador de la Aduana, manifestando siempre muy mal trato con los mexicanos, como el romperles los pasaportes y otras vejaciones. Que debido a las quejas contra él, el Administrador de la Aduana estadounidense había acordado despedirle, pero que esos días de agosto se había recargado mucho el trabajo en el consulado, por lo que se le había empleado allí desde el día 26, y al saberlo los nogalenses aprovecharon la ocasión para intentar vengarse. Se hizo ver que la agresión de los mexicanos había sido dirigida únicamente contra él y no contra el consulado estadounidense. Por su lado, Cabell promete también realizar una investigación sobre las causas del incidente. Al realizarse ésta, se concluirá que “los mexicanos resienten el tratamiento rudo y algunas veces lenguaje profano de los guardias aduanales estadounidenses”, además, entre las medidas adoptadas para evitar incidentes futuros se encuentra la de quitarles los rifles a los guardias fronterizos y dotarlos en cambio de garrotes y pistolas.

Después de los hechos, el ayuntamiento local intentará realizar una colecta para erigir un monumento a los héroes del 27 de agosto, aunque las precarias condiciones económicas se lo impiden. No será sino hasta tres años después que el Presidente de la República, Álvaro Obregón, obsequiará por parte de la federación a la ya Ciudad de Nogales el monumento que ya conocemos, realizado por el escultor Francisco Cafagna, el cual será inaugurado durante las fiestas patrias de 1921, y es colocado en un parque construido ex profeso al sur de la actual Plaza Hidalgo (en la imagen adjunta aparece el monumento, y al fondo se puede apreciar la entrada a la Cañada Héroes). Este es el monumento que se encuentra actualmente frente a la Plaza de los Niños Héroes.


Se ha sostenido en algunas ocasiones que este incidente internacional tuvo como causa cierta ingerencia alemana en la política mexicana. Como prueba se presenta el famoso telegrama Zimerman, interceptado por el gobierno inglés y hecho público, en el que el gobierno alemán, entonces en guerra contra EEUU, prometía ayuda al gobierno de Carranza para que México recuperase el territorio perdido frente a los EEUU. Este argumento sostiene que había presencia de espías alemanes entonces en Sonora, quienes se encargaron de radicalizar a la población en contra de los vecinos estadounidenses, y que a ésto se debieron los incidentes ya mencionados. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial terminó a fines de ese año y a pesar de ello continuarán los incidentes entre soldados estadounidenses y civiles mexicanos, por lo que el argumento anterior queda sin fundamento.

Entre éstos tenemos que, el 28 de septiembre, todavía de 1918, son vistos cruzar hacia el sur a tres soldados extranjeros por el puente Bonillas y luego son detenidos cuando caminaban por la vía del ferrocarril. Al preguntárseles que por qué habían cruzado por una zona prohibida contestan primero que son soldados alemanes, aunque después confesaron ser estadounidenses. Unos días antes había sido detenido otro soldado en igualdad de condiciones, mientras que el 1 de octubre cruza otro soldado estadounidense, ahora hacia el norte por la Juárez, donde no había garita, y se une con sus compañeros.

Así continuarán las violaciones estadounidenses a las condiciones del cruce establecidas por aquellos meses, por lo que para evitar más problemas, el gobierno de Sonora ordena la construcción de una cerca de alambre que delimite la frontera (en la fotografía adjunta se puede apreciar la cerca construida, en el punto en que bloqueaba el cruce del Puente Bonillas, que estaba ubicado en el punto en donde la Calle Pesqueira llega a la frontera).



Sin embargo, tampoco esta medida funcionará, ya que los problemas internacionales continúan: el 19 de octubre, a las 9 AM, un avión de la fuerza aérea estadounidense hace varios disparos sobre Nogales, Sonora, aunque sin causar daños, y dos días después un grupo de leñadores mexicanos es atacado afuera de la población, cerca del panteón del Rosario, por un grupo de soldados estadounidenses quienes les matan un caballo, y aún después, en enero 7 de 1919, otro grupo de seis soldados estadounidenses realizan otra incursión a México.

Por mucho tiempo se intentó que Nogales fuera declarada heroica por el Congreso Federal, y no fue sino hasta el 22 de julio de 1961, cuando por la Ley No. 77 se consiguió que al nombre de Nogales se le antepusiera el calificativo de Heroica, gracias a la participación que tuvieran en la defensa del territorio nacional todos los nogalenses, ese 27 de agosto de 1918.

domingo, 22 de agosto de 2010

La situación fronteriza durante la primera mitad de 1918

Como vimos en el artículo anterior de esta serie a propósito del centenario de la revolución mexicana, el 1 de diciembre de 1917 entraba en vigor el requisito de presentar pasaporte para poder cruzar la frontera con Estados Unidos, medida de seguridad de la nación vecina debido a su participación en  la Primera Guerra Mundial.

Esta, y otras decisiones afines, tuvieron repercusiones sobre las que me extenderé en otro artículo. Hay, sin embargo, otros factores que influenciaron entonces el desarrollo del Nogales posbélico y sobre los que trataré aquí, ya que unos terminaron y otros iniciaron durante la primera mitad de ese año de 1918.

Por ejemplo, alguien que se haya asomado a los documentos gubernamentales estadounidenses de entonces, encontrará inmediatamente una enorme cantidad de investigaciones sobre posibles actividades de espionaje en favor de Alemania en nuestro país. Estas han permeado algunos trabajos históricos estadounidenses en los que se atribuye injerencia alemana en México. Sin embargo, a pesar de todas estas pesquisas, no se ha encontrado nada en concreto que fundamente alguna interferencia alemana en nuestro país entonces.

De todos los casos estudiados, el más grave y real fue el famoso telegrama Zimmermann.  En éste, el gobierno alemán le prometió ayuda a Carranza para recuperar el suroeste estadounidense, territorio perdido por México a mediados del siglo XIX. Sin embargo, el gobierno mexicano ignoró esa oferta, por lo que no se le puede atribuir de ninguna manera culpabilidad alguna en este ofrecimiento (en seguida muestro el texto del telegrama Zimmermann, puedes hacer click en él, para verlo más grande).


Por otro lado, cierta prensa estadounidense difundía entonces opiniones contra México, promovidas por los intereses del petróleo, ya que políticos como Albert Fall o periodistas como Randolph Hearst, que controlaban la opinión pública, intentaban inhibir que México aprovechase la producción petrolera de nuestro país para el desarrollo interno después de la promulgación de nuestra, entonces nueva, Constitución (en seguida aparece un artículo periodístico interactivo, o sea puedes hacer click en el texto para verlo más grande) en el que se incluye un comentario interesante, atribuido a Villa, acerca del telegrama Zimmermann).


Otro factor, ese sí innegable, fueron los intentos constantes de mexicanos que trataban de romper el embargo a la exportación de armas establecido por Estados Unidos; y lo mismo ocurrió con el contrabando de alimentos y otros bienes que no se podían adquirir en México debido al desmembramiento de las redes de comercio nacionales por la revolución, y que también había sido prohibida su exportación por Estados Unidos.

El caso más grave hacia inicios de 1918 ocurrió el 25 de enero en Ciudad Juárez, cuando un  agente estadounidense descubrió a un mexicano que intentaba cruzar la frontera hacia México con un saco de azúcar. Se le ordenó detenerse pero no hizo caso, se le disparó y eso provocó un nutrido intercambio transfronterizo de balazos que duró una media hora.

Por otro lado, y frente a los incidentes transfronterizos mencionados, el Gral. Alvaro Obregón, trabajando desde su base de operaciones en Nogales, se dedicó también por entonces a organizar a los productores de garbanzo del noroeste del país, que era considerado el mejor del mundo, a través de la Sociedad Agrícola Cooperativa de Sonora y Sinaloa, para vender su producto en España, Cuba o Puerto Rico.

Anteriormente, los productores habían firmado promesas de venta de sus cosechas a los aviadores, quienes les otorgaban crédito para sembrar y cosechar, logrando un precio de alrededor de $10 dlls por saco de cien kilos. Pero después de la formación de la Cooperativa, en parte debido a la guerra europea y en parte debido a la unión de los garbanceros, su precio subió hasta $15 dlls por saco, de los que Obregón recibía una comisión de cincuenta centavos de dólar por saco. Durante 1918 se exportaron 174,863 sacos, los que eran llevados principalmente por tren por Nogales, luego a Nueva Orleans y de allí embarcados a su destino final.
Comercio como éste llevó a que Arizona, obviamente a través del puerto nogalense, ocupase durante la mayor parte de esa década el segundo lugar en importancia de Estados Unidos, tanto en importaciones como exportaciones, después de Nueva York, como puerto comercial con México.

Por otro lado, la economía de los nogalenses era entonces muy pobre: como consecuencia de la revolución no existían fuentes de empleo, y la única actividad económica legal era poseer algún puesto en el Mercado, uno ambulante, o bien trabajar en Nogales, Arizona.

Ese mismo año, en abril, era nuevamente reabierto al culto el templo de la Purísima Concepción y quedó a cargo del párroco José M. Pablos, tío abuelo, por cierto, del Dr. Nicolás Pineda Pablos, investigador del COLSON y quien también colabora para este periódico; para mayo se concedía permiso para vender cerveza a beneficio del ayuntamiento nogalense y de la escuela Cruz Gálvez, ya que en Sonora imperaba por entonces la Ley Seca y el ayuntamiento no tenía dinero.

En junio era abierto un cine nuevo frente a la Plaza 13 de julio, el Lux, y  unos días más tarde Juan Uzeta abría un departamento de muestras “para la selección de mercancías que serán vendidas por The Paso Store”, de Nogales, Arizona, en un departamento de los bajos del Hotel Central: los sastres que habían vestido a los soldados del fuerte militar de Nogales, Arizona, al ver que se aproximaban los finales de la Guerra Mundial y de la etapa bélica de la revolución mexicana, empezaban a reorientar su mercado hacia México.

Sin embargo, casi concluyendo ese verano de 1918 todavía les tocaría vivir a los nogalenses un incidente internacional por el que la población recibió el título de Heroica; el espacio se agota, sin embargo, por lo que cubriré ese tema en el próximo artículo de esta serie.

domingo, 15 de agosto de 2010

1917: Año de cambios

El 7 de febrero terminaba formalmente la expedición punitiva estadounidense que había intentado capturar a Villa sin lograrlo. Pero más importante para México, dos días antes había sido promulgada la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En vez de ser un documento basado en doctrinas externas, tenía sus raíces en la historia misma de la nación. Era la Constitución más radical del mundo hasta entonces: establecía que los derechos sociales prevalecían sobre los particulares. De sus artículos, el 27 era uno de los más importantes desde el punto de vista de las relaciones internacionales del país: todas las tierras, aguas, así como el subsuelo y sus recursos le pertenecían a la nación, la que podía emitir títulos a particulares para hacer surgir, así, la propiedad privada. Durante el Porfirismo, estos recursos le habían sido entregados a inversionistas privados, esencialmente extranjeros, para explotarlos.


Sin embargo, el escenario era aún más complejo: en el campo de la tecnología, el carbón era aceleradísimamente sustituido por el petróleo: mientras en 1914 había sólo 1.8 millones de automóviles en la nación vecina, para 1921 habría 10.4, y 26.5 en 1929. Y mientras en 1914 sólo el 3% del tonelaje transportado mundialmente por barco era impulsado por petróleo, para 1921 la proporción subiría al 15% y a casi la mitad para 1934. Por otro lado, antes de 1914, Estados Unidos era el principal productor petrolero mundial, seguido por Rusia. Pero la revolución rusa rompió ese esquema y México se convirtió, así, en el principal exportador y segundo productor mundial de petróleo, gracias a la riqueza de su subsuelo.

De cualquier manera, esta riqueza mexicana no se traducía en los ingresos que eran necesarios para la construcción del México revolucionario porque nuestro país no cobraba impuestos sobre su producción. De 1901 a 1911 se habían exportado alrededor de 25 millones de barriles que no habían pagado un centavo de impuestos petroleros. Para 1916, los impuestos del petróleo alcanzaban el 2% de todos los cobrados, proporción que subió a 4% el año siguiente. No es de extrañar, entonces, la preocupación surgida en los productores extranjeros por la promulgación del Artículo 27 Constitucional y sus intentos por conservar el status quo.



En el escenario nacional, el gobierno de Venustiano Carranza se enfrentaba por entonces al sonorense triunfador: Alvaro Obregón, su Secretario de Guerra, aunque abundaban rumores augurando el distanciamiento, si no el rompimiento abierto entre ambos. Obregón, sin embargo, esperaría para renunciar al Gabinete de Carranza hasta mayo de ese año de 1917. Ese año publicaría su “Ocho Mil Kilómetros en Campaña,” y después de renunciar empleó los meses siguientes en un recorrido por la unión americana en búsqueda de salud, que había sido quebrantada por la pérdida de su brazo en la lucha contra Villa, del agotamiento emocional por las presiones revolucionarias, y en búsqueda de ideas para abrir negocios en la vida privada.

Así, cruzó la frontera de Nogales en septiembre con un rumbo a la costa Oeste y luego al Este de la Unión Americana, en donde se entrevistó con el presidente Wilson, consultó clínicas e investigó algunos negocios potenciales.

Al regresar a Sonora, estableció su residencia en Nogales, pidiéndole al gobierno municipal que le acondicionaran la antigua casa de Próspero Sandoval, que había sido confiscada por ser enemigo de la revolución, y estaba ubicada donde actualmente se encuentra la Puerta de México. Además, abrió aquí una agencia para importar y exportar preferentemente garbanzo y ganado e importar maquinaria, así como la compra y venta de terrenos y minas mexicanas.

Por entonces, la situación económica del municipio era lastimera. A la compañía abastecedora de electricidad y agua, el ayuntamiento le debía el suministro desde 1913; al Banco Nacional de México se le debían $30,000 y los réditos acumulados por el préstamo hecho en 1911 para construir la actual Escuela Pestalozzi; a Antonio Proto las rentas atrasadas del edificio del Mercado Municipal.

Además, hay que recordar que el archivo catastral había sido quemado por los villistas en noviembre de 1915 (como vimos en el artículo anterior de esta serie), y no existía entonces un registro para el cobro de ese impuesto. Así, el gobierno municipal inició la tarea de reconstruirlo y alcanzó a colectar ese año $129,177.59. Pero lo más importante para la conformación del futuro Nogales fue el inicio de las obras de construcción de dos colonias: la Moderna y la Obrera, situadas en sendas franjas de terreno al Sur del Fundo Legal y hasta la entrada de la actual 5 de Mayo. La primera al poniente de la vía férrea y la segunda al oriente; la primera destinada a casas de lujo y la segunda a casas de interés social.

El 1 de diciembre, una muchedumbre se aglomeraba en la oficina del Consulado Estadounidense en Nogales, Sonora, pidiendo pasaportes. Era que ese día iniciaba la restricción de presentar pasaporte para poder cruzar a Nogales, Arizona, como parte de las medidas impuestas por el gobierno estadounidense para tener más control de sus fronteras entonces, cuando la Unión Americana había entrado a la Primera Guerra Mundial del lado de los aliados. Pero también, proliferaban por entonces las  noticias en la prensa estadounidense que presentaban a los revolucionarios mexicanos como afines con Alemania en su guerra contra los países aliados, y gran parte de esa propaganda era promovida por los intereses petroleros, como augurio de la disputa que sobrevendría.

domingo, 8 de agosto de 2010

1916: El Ataque a Columbus y la Expedición Punitiva

En el artículo anterior de esta serie conmemorativa del centenario de la revolución cubrimos el reconocimiento estadounidense a Carranza y la repentina e inesperada ayuda que le prestó al permitirle reforzar Agua Prieta con tropas transportadas por territorio estadounidense en previsión del ataque de Francisco Villa.

Un periodista describió haberse encontrado al Centauro del Norte después de la derrota de Agua Prieta el 1 de noviembre de 1915, y que éste le preguntó: “Dios mío, Roberts. ¿Qué sucedió? Tenía información de que había sólo 1,2000 carrancistas aquí, pero tienen 6,000. ¿Porqué? ¿Cómo? ¡Dime!” En eso se aproximó a la frontera el Gral Frederick Funston a hablar con Villa, conversación en la que no estuvo presente el periodista, aunque después éste le narraría el intercambio: “Le dije al General Funston que le advirtiera a su jefe que no voy a tolerar el paso de más tropas carrancistas por Estados Unidos. Quiero que publiques ésto. Dile al mundo que le he advertido al Sr. Wilson que si ocurre algo similar nuevamente, yo, Francisco Villa no me sentiré responsable por las vidas de Americanos en mi territorio. - ¡Qué! Exclamé: ¿Los vas a matar? - Peor que eso, me contestó y se alejó. Esa fue la última vez que ví a Villa.”

Después de Agua Prieta, Villa cambiaría totalmente su actitud frente a Estados Unidos. Le ordenó a la mina de Cananea una contribución de $25,000 y que le entregaran abastecimientos, y el 9 de noviembre publicó un largo manifiesto acusando a Carranza de haberse vendido a la nación vecina.

Luego intentaría tomar Hermosillo aunque falló, mientras sus tropas de Nogales evacuaron la población el 26 de noviembre, como también vimos en el artículo anterior de esta serie (En la foto se aprecian los restos, cerca de la frontera, de esta huida)


En seguida, en vez de seguir el camino que habían tomado incontables revolucionarios derrotados, que buscaron el asilo estadounidense, Villa decidió regresar a Chihuahua y disolverse, perderse en su enorme geografía. Todos creyeron que sus días de fama habían terminado con ese año de 1915.

Sin embargo, el 10 de enero siguiente era detenido el tren en Santa Isabel, Chihuahua, por uno de los generales villistas, Pablo López,  y 18 mineros estadounidenses fueron masacrados. Días después, amaneciendo el 9 de marzo, el pueblo de Columbus, Nuevo México,  era atacado por una fuerza de alrededor de 500 hombres al mando del mismo Villa. El resultado, el pueblo quemado y 17 estadounidenses muertos (en seguida aparece una fotografía de Columbus, el día siguiente día al del ataque).

Un día después, el presidente Wilson ordenaba que una fuerza militar, al mando del Gral. John J. Pershing, penetrara a territorio mexicano para capturar a Villa.  Si la meta de éste era provocar la guerra entre Estados Unidos y México, casi lo lograba.

Al saber Carranza de la expedición punitiva, como se le llamó, le envió una advertencia al gobierno de Wilson de que podría desencadenar una guerra. Esta nota preocupó a Wilson, aunque no se sabe si hubiese detenido la expedición en caso de encontrar resistencia carrancista en la frontera. De cualquier manera, la expedición punitiva continuó, aunque no lograron capturar a Villa, a pesar de que para mayo unos 10,000 soldados estadounidenses y otros tantos carrancistas lo buscaban, todos sin éxito  (En seguida aparece una caricatura de entonces, en que el Tío Sam brinca la frontera, persiguiendo a Pancho Villa, mientras exclama: "I've had about enough of this!" ¡Ya he tenido suficiente de ésto! ).
Simultáneamente, la expedición punitiva iba gradualmente agriando las relaciones entre Estados Unidos y México. Nogales, Arizona, fue reforzada con varias compañías de ametralladoras, otras tantas de cuerpos de señales, casi un regimiento de artillería, otro de caballería y seis regimientos de infantería (En seguida aparece una panorámica del Campamento Militar en Nogales, Arizona, al que se le puso el nombre del soldado muerto en noviembre, Camp Stephen D. Little, junto con otra perspectiva panorámica actual del mismo lugar). 

Además, el gobierno estadounidense impuso un embargo a todos los alimentos exportados a México; por ello, Nogales, Sonora, que dependía de la oferta de alimentos de Nogales, Arizona, sufrió enormemente.  El gobierno sonorense tuvo que realizar un inventario de toda la existencia de granos y semillas en el Estado para abastecer de alimentos a la frontera y tener una reserva en caso de que los EEUU invadieran México.

Pero eso no fue todo, la oficina del Cónsul estadounidense en Nogales, Sonora, fue cambiada a Nogales, Arizona, y en la vecina población se ordenó que todos los dueños de armas las registrasen mientras que el sheriff determinaba si les eran confiscadas. Además, el gobernador Hunt solicitó que se declarara ley marcial en el sur de Arizona, aunque el presidente Wilson se negó. En Sonora, por otro lado, había unos 4,000 soldados voluntarios en Cuchuta, Fronteras y Nacozari, y otros tantos en Cananea, Magdalena y Hermosillo esperando, todos, responder a alguna incursión estadounidense.

Así se aproximó el verano y pasaron mayo y junio, mientras los nogalenses veían cómo pasaba el tiempo y la situación internacional empeoraba. En junio, se ordenó cortar las líneas de comunicación entre Nogales, Agua Prieta y Naco y los funcionarios fronterizos se concentraron en Hermosillo; días después toda la población de Nogales, Sonora fue evacuada quedando sólo un cuerpo de voluntarios al mando del Comandante de Policía, Rubén Rivera, para cuidar el poblado, y lo mismo se hizo en Agua Prieta y Naco, mientras Cananea paraba totalmente. No sería sino hasta mediados de julio que se alejó el peligro de invasión, aunque para entonces Villa había reunido nuevamente a unos  10 mil soldados y controlaba gran parte de Chihuahua.

Mientras ésto sucedía, la revolución se había cambiado hacia el Sur de México, ahora entre carrancistas y zapatistas, y la expedición punitiva terminaría sin éxito hasta febrero del siguiente año, 1917. Pero ese será tema del próximo artículo.

lunes, 2 de agosto de 2010

La última campaña de Francisco Villa en Sonora

Después de las desastrosas derrotas del Bajío en 1915: las batallas de Celaya, León y Aguascalientes, Francisco Villa vio cómo su suerte se apagaba repentinamente. Así,fue cómo decidió venir a Sonora a recuperarse aquí y regresar después a continuar combatiendo al carrancismo. Para entonces, su fuerza había disminuido enormemente. Los alrededor de 50 mil hombres que constituyeran la orgullosa División del Norte habían disminuido a sólo unos 12 mil desmoralizados hombres, y acompañando a esta disminución también, más ominosamente, la moneda villista había declinado estrepitosamente en valor:  de 30 cts de dólar, a 1.5 cts.

Por otro lado, al saber que vendría Villa a Sonora, el Gobernador Maytorena decidió irse a Estados Unidos el 1 de octubre de ese 1915. La razón: su meta de proteger a las clases poderosas económicamente se vería en peligro con la llegada del Centauro del Norte, que inmediatamente embargaría a los hacendados y establecería impuestos sobre la producción sonorense.

Pero no fueron esas las únicas malas noticias para Villa: el 12 de Octubre, el único puerto marítimo en poder de los villistas, Guaymas, caía en poder de los carrancistas.

Aquí debo hacer un paréntesis explicativo: lo que sigue de esta colaboración no podrás encontrarlo en ningún texto existente. Es resultado de una investigación inédita mía en documentos de la época que, por motivos de espacio, reduzco aquí al mínimo.

El 19 de octubre, Estados Unidos reconocía al gobierno de Carranza, y como manifestación de lo que se avecinaba, autorizaba el transporte por tren, el día 27, por territorio estadounidense, de 5,000 soldados carrancistas hacia Agua Prieta para defenderlo del próximo ataque villista. (En seguida muestro un plano de la ruta seguida por los carrancistas, con el título "La Ruta de la Pacífica y Permitida Invasión de Carranza a Estados Unidos," que fuera publicado en un periódico estadounidense de esos días).




En respuesta a ese permiso, el día 28, el Gobernador Interino de Sonora, Carlos Randall, protestaba telegráficamente contra Estados Unidos por el mismo, aunque no obtuvo respuesta.

Y aquí surge una duda: si Randall conocía este reforzamiento de Agua Prieta: ¿Lo sabría también Villa? La respuesta es que o no lo supo o no le importó: el 1 de Noviembre, el asalto de la caballería villista allí era rechazado rotundamente. Después de repetidos ataques que no lograron penetrar las defensas del poblado, el día 4 se retiraba Villa rumbo al poniente.

El día 12, Pancho Villa llegaba a Nogales Sonora al mando de unos 2 mil de tropa, ya que había dejado parte de sus fuerzas cerca de Naco. Ese mismo día, el Gral. Alvaro Obregón también visitaba a Nogales, pero Arizona. Ninguno habló con su contrincante, aunque aquí cabe que nos preguntemos  porqué coincidiría la visita de Obregón a la población vecina entonces con la de Villa. Obregón declararía que vino a negociar la rendición de las tropas yaquis del Gral. Urbalejo, aunque lo que sobrevino días después alimenta la duda. Villa, por otro lado, permanecería en Nogales unos días, y el 16 salía al Sur del Estado, en donde fue rechazado el 19 cuando intentó tomar Hermosillo.

El miércoles 24, el Gobernador villista, Carlos Randall (a la izquierda), cruzaba la frontera buscando asilo y declaraba que algunos villistas en Nogales Sonora se habían emborrachado, quedando fuera de control y empezaron a causar desmanes. Las cantinas del lado sonorense fueron cerradas y sus parroquianos expulsados con armas desenfundadas. Para entonces abundaban los rumores: que Estados Unidos habían permitido que tropas de Obregón llegaran a Nogales, Arizona, para atacar a los villistas de Nogales, Sonora. Que los oficiales de aduana estadounidenses habían establecido un embargo de alimentos sobre Nogales, Sonora, lo cual era cierto.

Todo ésto llevó a una desmoralización general en el campamento villista, compuesto de unos 500 soldados al mando del Gral. José María Acosta, y que algunos de caballería se acercaran repetidamente a la frontera a insultar a los soldados estadounidenses.

Un día después, Vicente Terrazas, funcionario civil de Nogales, Sonora, era fusilado por órdenes del Gral. Acosta, por haber excedido su autoridad y ordenado el fusilamiento a su vez de alguien que había participado en los motines de la noche anterior. Sin embargo, horas después, al constatar la desmoralización general villista, el mismo Acosta decidía asilarse también en Estados Unidos.

El viernes, 26 de Noviembre las tropas villistas, acéfalas, decidieron abandonar Nogales, dedicándose antes a saquear a toda la población buscando alimentos y algo que robarse. Además, quemaron los archivos municipal y del catastro en su totalidad. Esa es la razón por la que éstos no cuentan actualmente con documentación histórica sobre los orígenes de esta población, ni anteriores a 1915. Luego salieron dos trenes villistas cargados de botín rumbo al sur (la siguiente es una fotografía de estos trenes, poco antes de su partida. En la izquierda se aprecia el edificio de la entonces Escuela Superior, hoy Pestalozzi).





Estos trenes, sin embargo, fueron fueron detenidos un poco más al Sur, 15 Km más allá, por los carrancistas quienes, al mando del Crnl. Lázaro Cárdenas (en la fotografía de la izquierda), se dirigieron después a recuperar Nogales, y entraron al centro mismo de la población desde el Oeste, siguiendo a lo largo de la actual Cañada de la Reforma.


Por otro lado, en Nogales, Arizona, el Crnl. William Hamden Sage, que mandaba unos 5 mil soldados, había ordenado que sus hombres se colocaran a lo largo de toda la frontera dentro de la población y le dispararan a los villistas que se acercaran a la línea internacional, lo cual hicieron; además acordó con el cónsul carrancista que le indicara el momento de la llegada de los carrancistas para que no hubiera algún error, aunque los villistas que huían de Nogales habían quemado la vía telegráfica y el aviso no llegó.

 Esa fue la razón por la que, al aproximarse la caballería carrancista desde el oeste al centro de Nogales y ver a las tropas estadounidenses en el cerro de la Calle Crawford, pensaron que se trataba de villistas, y empezó un enfrentamiento. El resultado fue el Soldado Stephen D. Little muerto, y heridos Herbert L Cates y Arthur L Saupe. (Adjunto aparece una fotografía de la ceremonia de despedida del Soldado Stephen D. Little, y al fondo de aprecia el edificio de la Corte del Condado de Santa Cruz).

La situación se aclaró hasta que un soldado Carrancista se dio cuenta de error, y a caballo corrió a advertirles a los estadounidenses que detuvieran su fuego. Su caballo fue muerto y él herido en una mano, aunque logró su cometido.

Para la una de la tarde, entraba Cárdenas a Nogales, se entrevistaba en la frontera con Sage, y así concluía el último enfrentamiento que haya habido entre fuerzas militares carrancistas y villistas en Sonora. Villa, después de este fracaso, regresaría a Chihuahua, y en el camino San Pedro de la Cueva tuvo la mala suerte de quedar en su ruta.

Hubo un grupo de villistas que decidieron entonces, en vez de abandonar el poblado, quedarse y probar suerte en esta frontera. Con el tiempo, se convertirían en nogalenses importantes, al grado de que alguno llegó a ocupar la alcaldía local.