domingo, 15 de agosto de 2010

1917: Año de cambios

El 7 de febrero terminaba formalmente la expedición punitiva estadounidense que había intentado capturar a Villa sin lograrlo. Pero más importante para México, dos días antes había sido promulgada la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En vez de ser un documento basado en doctrinas externas, tenía sus raíces en la historia misma de la nación. Era la Constitución más radical del mundo hasta entonces: establecía que los derechos sociales prevalecían sobre los particulares. De sus artículos, el 27 era uno de los más importantes desde el punto de vista de las relaciones internacionales del país: todas las tierras, aguas, así como el subsuelo y sus recursos le pertenecían a la nación, la que podía emitir títulos a particulares para hacer surgir, así, la propiedad privada. Durante el Porfirismo, estos recursos le habían sido entregados a inversionistas privados, esencialmente extranjeros, para explotarlos.


Sin embargo, el escenario era aún más complejo: en el campo de la tecnología, el carbón era aceleradísimamente sustituido por el petróleo: mientras en 1914 había sólo 1.8 millones de automóviles en la nación vecina, para 1921 habría 10.4, y 26.5 en 1929. Y mientras en 1914 sólo el 3% del tonelaje transportado mundialmente por barco era impulsado por petróleo, para 1921 la proporción subiría al 15% y a casi la mitad para 1934. Por otro lado, antes de 1914, Estados Unidos era el principal productor petrolero mundial, seguido por Rusia. Pero la revolución rusa rompió ese esquema y México se convirtió, así, en el principal exportador y segundo productor mundial de petróleo, gracias a la riqueza de su subsuelo.

De cualquier manera, esta riqueza mexicana no se traducía en los ingresos que eran necesarios para la construcción del México revolucionario porque nuestro país no cobraba impuestos sobre su producción. De 1901 a 1911 se habían exportado alrededor de 25 millones de barriles que no habían pagado un centavo de impuestos petroleros. Para 1916, los impuestos del petróleo alcanzaban el 2% de todos los cobrados, proporción que subió a 4% el año siguiente. No es de extrañar, entonces, la preocupación surgida en los productores extranjeros por la promulgación del Artículo 27 Constitucional y sus intentos por conservar el status quo.



En el escenario nacional, el gobierno de Venustiano Carranza se enfrentaba por entonces al sonorense triunfador: Alvaro Obregón, su Secretario de Guerra, aunque abundaban rumores augurando el distanciamiento, si no el rompimiento abierto entre ambos. Obregón, sin embargo, esperaría para renunciar al Gabinete de Carranza hasta mayo de ese año de 1917. Ese año publicaría su “Ocho Mil Kilómetros en Campaña,” y después de renunciar empleó los meses siguientes en un recorrido por la unión americana en búsqueda de salud, que había sido quebrantada por la pérdida de su brazo en la lucha contra Villa, del agotamiento emocional por las presiones revolucionarias, y en búsqueda de ideas para abrir negocios en la vida privada.

Así, cruzó la frontera de Nogales en septiembre con un rumbo a la costa Oeste y luego al Este de la Unión Americana, en donde se entrevistó con el presidente Wilson, consultó clínicas e investigó algunos negocios potenciales.

Al regresar a Sonora, estableció su residencia en Nogales, pidiéndole al gobierno municipal que le acondicionaran la antigua casa de Próspero Sandoval, que había sido confiscada por ser enemigo de la revolución, y estaba ubicada donde actualmente se encuentra la Puerta de México. Además, abrió aquí una agencia para importar y exportar preferentemente garbanzo y ganado e importar maquinaria, así como la compra y venta de terrenos y minas mexicanas.

Por entonces, la situación económica del municipio era lastimera. A la compañía abastecedora de electricidad y agua, el ayuntamiento le debía el suministro desde 1913; al Banco Nacional de México se le debían $30,000 y los réditos acumulados por el préstamo hecho en 1911 para construir la actual Escuela Pestalozzi; a Antonio Proto las rentas atrasadas del edificio del Mercado Municipal.

Además, hay que recordar que el archivo catastral había sido quemado por los villistas en noviembre de 1915 (como vimos en el artículo anterior de esta serie), y no existía entonces un registro para el cobro de ese impuesto. Así, el gobierno municipal inició la tarea de reconstruirlo y alcanzó a colectar ese año $129,177.59. Pero lo más importante para la conformación del futuro Nogales fue el inicio de las obras de construcción de dos colonias: la Moderna y la Obrera, situadas en sendas franjas de terreno al Sur del Fundo Legal y hasta la entrada de la actual 5 de Mayo. La primera al poniente de la vía férrea y la segunda al oriente; la primera destinada a casas de lujo y la segunda a casas de interés social.

El 1 de diciembre, una muchedumbre se aglomeraba en la oficina del Consulado Estadounidense en Nogales, Sonora, pidiendo pasaportes. Era que ese día iniciaba la restricción de presentar pasaporte para poder cruzar a Nogales, Arizona, como parte de las medidas impuestas por el gobierno estadounidense para tener más control de sus fronteras entonces, cuando la Unión Americana había entrado a la Primera Guerra Mundial del lado de los aliados. Pero también, proliferaban por entonces las  noticias en la prensa estadounidense que presentaban a los revolucionarios mexicanos como afines con Alemania en su guerra contra los países aliados, y gran parte de esa propaganda era promovida por los intereses petroleros, como augurio de la disputa que sobrevendría.

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