Como mencioné en mi anterior artículo, aún antes de la aprobación del contrato para la construcción del Ferrocarril de Sonora empezó a ser desembarcado en Guaymas material, y el 17 de noviembre de 1979, a las 4 de la tarde, se dejaba escuchar en el puerto, por primera ocasión, el silbato de una locomotora.
En enero del año siguiente se había empezado ya el tendido de la vía, que para noviembre llegaba a Hermosillo, la nueva capital del Estado. Originalmente, ésta iría de Guaymas a Hermosillo, y de allí, siguiendo el cauce del Río de Sonora y pasando por Ures hasta Bacoachi, de donde se dirigiría al Paso. Sin embargo, el avance en la construcción del ferrocarril en Arizona, que para marzo llegaba a Tucsón, convenció a los ingenieros de que en vez de seguir esta ruta, sería mejor seguir a lo largo del límite Oeste de la región serrana sonorense hasta la frontera, para allí conectarla con la vía arizonense, haciéndola mucho más barata porque no tendría que atravesar terrenos serranos.
Así, el Ing. Leopoldo Zamora, inspector General por México de la obra, encontró que la ruta de Hermosillo a Magdalena rebajaría el costo del tramo a 496 mil contra los 850 mil dólares del proyecto original. Ya en Magdalena, el Ing. Raymond Morley vio que al cruzar la frontera por el paso Los Nogales se ahorraría distancia para conectarlo en Benson con la línea ya construida en Arizona.
El 16 de diciembre de 1881, se firmaba un nuevo contrato modificando la ruta de la concesión original. Se autorizaba a la compañía para continuar la vía férrea, de Hermosillo “al punto de la Frontera del Estado de Sonora, denominado ‘Nogales,’ para enlazarse en Arizona con el de la Atchison, Topeka & Santa Fe. Por otro lado, en Arizona la AT&SF organizó la New Mexico and Arizona RR Co, para construir desde Benson hacia el Sur a lo largo del río San Pedro, hasta su confluencia con el Arroyo Babocómari, en donde se dirigiría al Oeste para continuar por el Arroyo Sonoita hasta el Santa Cruz, siguiendo después por éste hasta Los Nogales (En seguida aparece un mapa interactivo de las distintas rutas. Recuerda que puedes manejarlo, acercándote y alejándote)
Ya durante la construcción en Sonora, cerca de Nogales la ruta atravesaba terreno más o menos llano, mientras que en Arizona el tramo entre Sonoita y Calabazas (actual Río Rico) pasaba por terreno quebrado. Para terminar pronto este tramo se asignaron 400 hombres a trabajar allí, quienes tenían su campamento en Calabazas, pero como no fueron suficientes, se llevaron 100 yaquis a ayudar, y como trabajaban muy bien se hicieron arreglos para llevar aún más.
A mediados de mayo de 1882, la cama de la vía en Arizona estaba casi terminada hasta Sonoita, mientras que los colocarrieles iban 20 Km. detrás, y para junio los trenes llegaban ya a Crittenden (al norte de Patagonia). Al llegar el verano y las lluvias, se suspendió el trabajo a lo largo del cañón del Arroyo Sonoita, no así en Sonora, en donde continuó el tendido a lo largo del río Magdalena. No fue sino hasta septiembre que se concluyó el tramo de Arizona hasta Calabazas y de allí se siguió hasta la frontera.
El 23 de septiembre la vía llegaba 5 Km. al norte de la misma, mientras que en Sonora estaba a 15 Km. al norte de Magdalena. El retraso del tramo sonorense se debía a problemas políticos que llevarían poco después a la renuncia del gobernador Carlos Ortíz Retes. El 5 de octubre se inauguraba un hotel en Calabazas y hubo un viaje de tren desde Tucsón a la inauguración. Entonces se estableció tentativamente el 15 de octubre para inaugurar la vía, aunque ciertos retrasos la dilataron en 10 días más.
Finalmente, el 25 de octubre de 1882, a las 3 de la tarde, se realizó la ceremonia de inauguración de la vía férrea justo en el punto en que el ferrocarril cruza la frontera. De Sonora llegó una locomotora que, se dice, conducía Tom Forsythe y que traía a los dignatarios sonorenses invitados a la ceremonia, mientras de Arizona otra hizo lo propio. Se leyeron discursos y la esposa de Morley clavó en la vía, a un lado del montón de piedras que constituían el monumento internacional entonces, la última clavija, que tenía una leyenda alusiva al evento (A la derecha muestro la clavija).
En seguida, los asistentes a la inauguración fueron llevados al recién estrenado hotel en Calabazas (actual Río Rico, Arizona), en donde se les sirvió un banquete. Ese mismo octubre, el cónsul de México en Tucsón reportaba que en la frontera sólo había un campamento de los trabajadores del ferrocarril que “indudablemente abandonarán cuando terminen las obras” ya que veía que no había agua en el lugar para sostener una población permanente.
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