Ya hablamos de los hechos durante esa primera fase de la revolución Constitucionalista que va desde la toma de Nogales por Obregón, el 13 de marzo de 1913, hasta el rompimiento formal de Villa y Maytorena en contra de Carranza y demás Constitucionalistas.
Describimos parte de las biografías de los principales actores sonorenses de esa primera fase del Constitucionalismo hasta ese momento: Maytorena, Obregón y Elías Calles. Recuperamos las percepciones que les inspiró el Nogales de entonces a dos de nuestros grandes pensadores mexicanos: Martín Luis Guzmán y José Vasconcelos.
Falta, aún, que conozcamos a quienes cargaron sobre sus espaldas el peso verdadero de la revolución en esa primera fase: los soldados, muchos de ellos Yaquis y Mayos. Ellos fueron los actores de primer orden para el desarrollo de la contienda, no sólo en Sonora sino también en la campaña de la Costa del Pacífico mexicano que llevó al triunfo a Obregón con la rendición de la Cd. de México.
Tanto los Yaquis como los Mayos participaron en todas las facciones de los contendientes revolucionarios con la promesa de que les serían devueltas sus tierras al triunfo de esa facción. La colaboración o no con otros movimientos los había dividido desde la época del Porfirismo. Así, estaban los “yoris” que eran los no Yaquis o Yaquis que se habían pasado al bando opuesto, los “yoremes” o Yaquis independientes, y los “torocoyoris” o Yaquis traidores que informaban a las autoridades sobre las acciones de los Yaquis.
Los Yaquis habían utilizado Nogales desde la época del Porfirismo con dos fines: adquirir armamento en Arizona y defender su territorio ancestral del acoso de los invasores, y como refugio durante las épocas de éxodo.
Al norte de Nogales, Arizona, llegaron a establecer un pueblito en las cercanías del actual paso a desnivel de donde parte la carretera a Patagonia, lugar al que llamaron Nogalitos. Allí se sostenían vendiendo tortillas, alimentos y leña, así como unas cacerolitas en miniatura de barro, que hacían en el lugar. En mi casa guardan algunos de esos juguetes de aquella época. También en Tucsón fundarían varios pueblos, como Mesquital, Barrio Libre, Barrio Anita, Pascua, Tierra Floja, etc.
Durante el Maderismo, continuaría el contrabando de armas por los yaquis, como nos muestra un telegrama enviado unos días antes de la muerte de Madero, el 3 de febrero de 1913 por el entonces Comisario en Agua Prieta, Plutarco Elías Calles, al Gobernador Maytorena: “...hoy me participan que ayer cerca de Nogales fueron aprehendidos nueve yaquis al pasar la línea llevando bastante parque...” El día anterior, un cuerpo de 25 celadores al mando del Tte. Contreras encontró una partida de yaquis al oeste de Nogales, cerca del Cerro del Ruido, persiguiéndolos, aunque escaparon y reentraron a territorio arizonense, en donde las fuerzas estadounidenses los detuvieron cerca de Peña Blanca. Se les recogieron 9 rifles y 1,200 cartuchos. Las autoridades sonorenses intentaron, sin éxito, que les fueran entregados indios y armas, lo que “resultaría saludable para que no continúen impunemente proveyéndose en Arizona de pertrechos de guerra”.
Leyendo la biografía de uno de ellos, Rosalío Morales, nacido en La Colorada en 1896, nos ilustra lo sucedido entonces. “Lío”, como le llamaban, recordaría varios sucesos de su infancia en Hermosillo: “Tal vez el peor yori de todos fue Nicolás Lugo. Cuando veía una mujer Yaqui embarazada, le cortaba la panza, agarraba al bebé y los mataba a ambos. Fue muerto frente a sus propia casa en La Matanza una mañana por Julian Repamea.” También vería “las presentaciones de los domingos en la mañana en el Cuartel del Catorce … en donde los niños Yaquis eran mantenidos después de que sus padres habían sido muertos o deportados, antes de que los entregaran a los mexicanos como criados.”
(En seguida muestro una imagen interactiva del Cuartel del Catorce. Con el ratón puedes "voltear" a ver hacia otro lado, "caminar," alejarte y acercarte en la imagen. )
Hechos como éste llevaron a su familia al exilio en Arizona: corría el año de 1905, cuando “llegamos a Nogales ya tarde en la noche y nos fuimos inmediatamente a la frontera. Un acarreador nos llevó en seguida al pueblo Yaqui, unas tres millas al Este de Nogales, Arizona… [Poco después, Rosalío empezó a trabajar con un viejecito que] tenía seis burros, e íbamos a una montaña situada seis millas al Este de Nogales por leña. Nos tomaba dos días conseguir una carga. Cuando regresábamos él vendía la leña y entonces regresábamos por más…”
De Nogales, la familia se cambió a Barrio Anita en Tucsón mientras que en México estallaba la revolución maderista. Al triunfo de Madero, en Tucsón “mi padre hablaba con Yaquis que venían a comprar municiones, y le vino el deseo de regresar a Sonora a luchar contra los Mexicanos. Había empezado a luchar contra ellos a los diez años, y era capitán en el ejército Yaqui cuando salió a Arizona en 1904… [Así decidió regresar,] compró un rifle 30-30, tres cartucheras, y se fue a luchar contra los mexicanos. Estaba muy contento [aunque los del grupo] fueron capturados en un encuentro con americanos en Atascosa, antes de que salieran de Arizona. Primero fueron llevados a Nogales, luego a Tucsón y finalmente liberados.” Es posible que se tratara del mismo grupo que mencionaba Elías Calles en su telegrama.
Sería interminable narrar los incontables dramas de los Yaquis en sus exilios e intentos por recuperar su territorio, así como su participación en la revolución. Miles de dramas vividos por ellos colaboraron para formar nuestra realidad actual. Recordarlos es nuestro deber para recuperarnos a nosotros mismos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario