Desde septiembre del año pasado he presentado en estas páginas la serie actual de artículos en conmemoración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución. Este momento en que acaban de concluir las conmemoraciones del Bicentenario, y que en la serie de artículos llego a 1920, o sea la culminación de la etapa bélica de la revolución, es oportuno que trate de otros temas relacionados con el movimiento revolucionario que usualmente no son divulgados popularmente. Uno de ellos, que es importantísimo no únicamente para México sino también para nuestra región, fronteriza, es el de los estragos que causó la revolución sobre la población de nuestro país.
No sé si desafortunadamente o no, los fríos números no conllevan por sí solos el drama que implican las muertes, las emigraciones y epidemias ocasionadas por la revolución. Lo que sí hacen es comunicarnos la dimensión social, acumulada, de los enormes dramas vividos por los mexicanos de entonces.
Un lugar común es que la revolución mexicana causó un millón de muertes. Como sabemos, los censos se realizan cada década, y en 1910 se había concluido el tercer censo nacional que logró contar a 15.2 millones de habitantes. Debido a la revolución, el censo de 1920 se pospuso hasta 1921, y al realizarse éste se obtuvo una población de 14.3 millones de mexicanos. De la resta simple entre ambas cifras se ha obtenido la cifra que se maneja de un millón.
Sin embargo, ésta es una simplificación que no toma muchos factores en cuenta. Entre otros, está el número de nacimientos que dejaron de ocurrir como consecuencia de la guerra, las estadísticas de emigración a Estados Unidos o a otros países, o simplemente el error censal; todos ellos afectaron el crecimiento en población de México.
Los estudios demográficos que se realizaron posteriormente sobre el tema subieron la cifra de muertes. De esta manera, Manuel Gamio sostendría que hubo 2 millones de muertos, mientras que Gilberto Loyo, padre de la demografía mexicana, elevó el número a dos millones y medio de muertos. Más recientemente, Moisés González Navarro en un estudio inédito bajaría la cifra a 1.9 millones. Mientras, en un estudio estadounidense, Andrew Collver haría variar la estadística de este dato entre 2.5 y 3.1 millones. Sin embargo, el análisis más reconocido es el de 1993, cuando Manuel Ordorica y José Luis Lezama realizaron un análisis demográfico de nuestro país, auspiciado por el Consejo Nacional de Población, y llegaron a la cifra de 1.4 millones de muertos, 1.1 millones de nacimientos frustrados, 400 mil emigrados, y medio millón en error censal para un total de 3.4 millones de vidas afectadas por la revolución.
Aún más recientemente han surgido otras técnicas estadísticas de las que una muy importante es el Método de Proyección Inversa. Queda afuera de las metas de este artículo explicarlo, aunque puedo decir que toma como base las cifras del censo de 1930 que ha sido mundialmente reconocido como el mejor planeado y ejecutado del siglo, y que logró contabilizar a 16.5 millones de mexicanos.
Curiosamente, el Método de Proyección Inversa concuerda con las cifras generales de Ordorica-Lezama, ya que alcanza un total de alrededor de 3 y medio millones de vidas afectadas por la revolución. Sin embargo, difiere del anterior en sus particulares:
Por ejemplo, en cuanto a las cifras de emigración, es obvio que la región con mayor actractivo para los emigrantes mexicanos fue Estados Unidos, ya que mientras que España, por ejemplo, recibió a unos 4,000 mexicanos, principalmente religiosos, los EUA albergaron a cientos de miles. Extrañamente las cifras censales estadounidenses no han sido utilizadas aún para determinar la emigración mexicana, pero éstas nos dicen, tomando en cuenta las muertes naturales de mexicanos emigrados durante esas décadas, que hubo alrededor de 300 mil mexicanos emigrados durante la década de 1910, y 230 mil durante la de 1920. Es decir, un total de alrededor de medio millón de emigrados mexicanos a Estados Unidos entre 1910 y 1930.
A este dato le debemos agregar que las muertes causadas directamente por la guerra, hambruna, enfermedades y epidemias se calculan ahora en 1.5 millón de mexicanos; la pérdida en nacimientos no logrados oscila en alrededor de 600 mil; mientras que se calcula el error censal en 1.1 millones.
De esta manera, ahora se sabe que la revolución mexicana ocasionó alrededor de 3 y medio millones de vidas perdidas para nuestro país. En otras palabras, el movimiento armado de la revolución ocasionó la mayor catástrofe demográfica del siglo XX en América del Norte, cuyo costo demográfico fue excedido únicamente por el de la conquista española y sus epidemias, que habían ocurrido casi cuatro siglos antes.