domingo, 14 de noviembre de 2010

Los gobiernos de 1928 a 1934

Al concluir la presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-1928), el ex presidente Álvaro Obregón lanzó su candidatura para sucederle, reeligiéndose. Y aunque resultó ganador, en un banquete en el restaurante de La Bombilla fue asesinado el 17 de julio de 1928. Su muerte desató, en palabras del politólogo Arnaldo Córdova, “el evento más decisivo del desarrollo político de México en la época posrevolucionaria.”

El presidente electo, Álvaro Obregón, durante el banquete de la Bombilla

En su último informe a la nación, el 1 de septiembre siguiente, el Presidente Elías Calles inició con una apología de Alvaro Obregón y en seguida dijo: “quizá por primera vez en su historia se enfrenta México con una situación en la que la nota dominante es la falta de “caudillos”,  [lo que] debe permitirnos orientar definitivamente la política del país por rumbos de una verdadera vida institucional, procurando pasar, de una vez por todas, de la condición histórica de país de un hombre a la de nación de instituciones y de leyes.

Tres días después reunía en el Castillo de Chapultepec a treinta generales, a quienes les dijo que el lanzamiento de la candidatura presidencial de un militar únicamente conduciría a mayores conflictos, y el 25 de septiembre la Cámara de Diputados escogía a un civil, el Secretario de Gobernación, Emilio Portes Gil, como presidente interino del país, mientras que el 2 de diciembre era publicado en los principales periódicos del país un manifiesto que informaba la integración del Partido Nacional Revolucionario (PNR).

Emilio Portes Gil, presidente de México de 1928 a 1930

Portes Gil tomó posesión, y en febrero de 1929 se reunía en Querétaro el PNR, a la vez que lanzaba la candidatura de Pascual Ortiz Rubio a la presidencia de la nación. Simultáneamente, en Sonora explotaba una rebelión encabezada por el obregonista, Gral José Gonzalo Escobar, la que logró inicialmente muchos avances, aunque finalmente fue derrotada en mayo. Un mes después eran anunciados los acuerdos que concluían el conflicto cristero.

Durante su campaña, Ortiz Rubio tuvo como contendiente a José Vasconcelos, quien al iniciar la suya aquí, en Nogales, había pronunciado aquella frase: “La revolución necesita, por fin, llegar a los espíritus.” Obviamente, su popularidad era muy superior a la de Ortiz Rubio, aunque los ataques del gobierno a favor del último, como la matanza de Topilejo, llevaron a un conteo oficial de más de 1.8 millones de votos de Ortiz contra 106,000 de  Vasconcelos, y así asumió Ortiz la presidencia.

Pascual Ortiz Rubio, presidente de 1930 a 1932

De cualquier manera, un atentado en su contra al iniciar su gobierno le ocasionó un deterioro gradual de salud, aunado a la constante interferencia de Calles (sólo en 1931 Calles organizó dos reuniones de Secretarios sin la presencia del presidente). Esto llevó a su renuncia el 4 de septiembre de 1932. Su mayor logro había sido la aprobación de la Ley Federal del Trabajo.

Abelardo Rodriguez Lujan, presidente de 1932 a 1934

Le sucedería Abelardo Rodríguez (1932 a 1934), durante cuyo gobierno se aprobó el Código Agrario, se estableció el Salario Mínimo, extendió el periodo presidencial a 6 años a partir del siguiente, y atacó la gran depresión con políticas económicas deficitarias Keynesianas, contra la doctrina de su ministro de Hacienda, el callista Alberto Pani, que abogaba por presupuestos balanceados. Esto llevó a la dimisión de Pani, hecho que fue visto como el primer ataque a la hegemonía de Calles.

Otro de los grandes renglones gubernamentales, el de la educación, era dirigido por otro callista, el Secretario Narciso Bassols, quien en 1933 hizo un llamado radical por la que llamó “educación socialista,”  entendiéndola como el rechazo de la educación religiosa y promoción de la educación sexual, aunque sin basarse en la justicia social  ni mucho menos en el materialismo dialéctico propuesto por Marx o Engels. Como nos recuerda Victoria Lerner, una educación socialista era incongruente en un país que se encaminaba directamente hacia el capitalismo.

La protesta fue generalizada en el país, aunada a la promulgación de la Encíclica papal “Acerba animi” que atacaba directamente esta política gubernamental. Ambos llevaron en mayo del 34 a la renuncia de Bassols, aunque el mismo Plutarco Elías Calles pidió la continuación de la campaña antirreligiosa, que a su vez desembocó en otro levantamiento armado cristero que, aunque no tan intenso como el anterior, de cualquier manera causó derramamiento de sangre y polarización social.

Al acercarse las elecciones federales destacaban dos contendientes: Manuel Pérez Treviño y Lázaro Cárdenas, aunque el elegido fue el segundo. Entre diciembre del 33 y julio del 34, Cárdenas realizó una campaña recorriendo todas las ciudades y poblados del país, buscando la relación personal, directa con los mexicanos. Su relación con Calles se remontaba a 1915, durante las campañas militares de Sonora contra Villa en Nogales, Buenavista, Paredes, Naco y Agua Prieta. Todo auguraba la continuación de la hegemonía callista sobre México… 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario