martes, 2 de noviembre de 2010

El cuatrienio de Plutarco Elias Calles

El cuatrienio de Plutarco Elías Calles (1924-1928), que sucedió al de Obregón, fue continuación de los principales intereses del obregonista, aunque también constituyó una reorientación ideológica. Antes de tomar posesión, Calles visitó Europa y Estados Unidos, aunque su principal centro de inspiración fueron los logros sociales de la Alemania interbélica, de los que copiaría muchas instituciones para establecer en México. 

Plutarco Elías Calles (izquierda), y Alvaro Obregón (derecha) durante la toma de posesión del primero.
La ceremonia de su toma de posesión, el 1 de diciembre de 1924, ocurrió en el nuevo Estadio Nacional. Así reconocía, como nos recuerda don José Valadés, la nueva: “edad de las multitudes; pues si éstas no iban a gobernar al país, sí estaban llamadas a fundar una fuerza oficial, útil tanto en las maniobras como en las finalidades del gobierno nacional.” Es decir, a falta de una clase social que dirigiera a México en el progreso material posrevolucionario, el Estado asumiría esa función aunque utilizaría a las clases sociales marginadas para mantenerse en el poder.

El primer Secretario de Hacienda callista, Alberto Pani, se encargaría de lo financiero asistido por el joven Manuel Gómez Morín. El 7 de enero de 1925 era promulgada la Ley General de Instituciones de Crédito y días después la Comisión Nacional Bancaria, seguida de la primera Convención Nacional Fiscal, en la que Gómez Morín prometió “en unos días más fundar el crédito público en México.” Y así fue: el 1 de septiembre abría sus puertas el Banco de México.

Sin embargo, no se podía desarrollar la economía nacional sin buenas comunicaciones, por lo que el gobierno federal decidió construir carreteras y ferrocarriles; entre ellos, en 1927, el ferrocarril que unía a Nogales con Guadalajara.

Otro de los principales renglones de atención callista fue la educación, aunque aquí, Nogales se adelantaría a esta tendencia nacional. El 18 de mayo de 1924 era abierta la Biblioteca Pública y en junio la escuela nocturna para adultos de ambos sexos; estas dos actividades dirigidas por Luis y Emélida Carrillo, así como Natalia Suárez, quienes después de haber estudiado la secundaria en Los Ángeles decidieron regresar a Nogales y enseñarle a “las masas populares” algo de lo que habían aprendido.

Además, en abril de 1926 se acordó iniciar la construcción de una nueva escuela en la Buenos Aires, la actual Enrique Quijada, y para julio ponía el ayuntamiento en marcha una acción coordinada para dotar a Nogales de más aulas escolares: cedió la Melchor Ocampo para instalar allí la escuela Tipo de Hermosillo, mientras que la Melchor Ocampo fue cambiada a la Colonia Moderna; además, se compró la casa de Lelevier en la Loma de la Cruz (la Pierson, arriba del cerro) para adaptarla como escuela primaria federal urbana, que fue inaugurada el 22 de febrero de 1927 con el nombre de Francisco I. Madero.

En lo nacional, este proyecto educativo callista tuvo aciertos y desaciertos. En lo segundo, le dedicó especial atención a la educación indígena fundando la Casa del Estudiante Indígena, aunque desafortunadamente con un error de principio: según Calles, ésta serviría para: “ofrecerle al indio la oportunidad de que se convierta en hombre verdadero,” entendiendo como verdadero su homogenización cultural a través de la enseñanza del Español, Historia, Geografía, Higiene, Deportes, etc.  La idea era que al concluir sus estudios, los indígenas regresaran a sus lugares de origen a retransmitir lo aprendido, aunque ninguno regresó y la Casa cerró en 1932.

En lo internacional, el embajador estadounidense acusaba en 1925 al régimen callista de bolchevique por sus intentos de rescatar al petróleo para desarrollar al país, y la situación se agravó el 26 por el apoyo que le dio el régimen callista al movimiento de Sacasa en Nicaragua, en contra del protegido estadounidense, Adolfo Díaz. Así, la relación con Estados Unidos se fue agravando día con día, hasta que la gente de Luis Morones interceptó y publicó algunos documentos oficiales estadounidenses en los que se analizaba una futura intervención militar en México. El escándalo obligó a la nación vecina a recular, y a que su Embajador fuera reemplazado por Dwight Morrow, un banquero de la casa de J.P. Morgan.

Morrow realizó un viraje radical en las relaciones estadounidenses con México bajo la tesis de que:  "Nuestro primer trabajo en México, como medio para subsanar las dificultades entre los dos países, es poner a México sobre sus propios pies, económicamente hablando, y darle un gobierno fuerte, porque a pesar de lo que las juntas de reclamaciones o las cortes internacionales decidan, y a pesar de lo que concedan, las dificultades continuarán mientras este país tenga un gobierno débil y continúe siendo insolvente"

Como nos dice Jean Meyer: “Tomó al secretario de Hacienda [Montes de Oca, que había sustituido a Pani] bajo su protección, le instruyó acerca de cuestiones hacendarias, convidándolo a comer por lo menos dos veces a la semana y durante ese tiempo hablaban de las cuestiones económicas de México.” Además, cuando el secretario intentó dedicar buena parte de los recursos adquiridos por el país para pagar la deuda exterior, el mismo Morrow lo disuadió, advirtiéndole: "México es como cualquier otro negocio que apenas comienza. Si al conseguirlo, el pequeño sobrante se emplea en repartir dividendos en vez de reinvertirlo en el negocio, nunca se llega a ninguna parte; del mismo modo, si todo el sobrante se emplea en pagar los bonos de la deuda externa, México nunca podrá desarrollar sus recursos. El quid está en emplear cada centavo en desarrollar y poner al país sobre sus propios pies, especialmente construyendo caminos."

y así se hizo. Faltaba por resolver el problema religioso, pero este tema requiere de todo un artículo que presentaré después.

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